¿Por qué tener miedo cuando tienes la autoridad para vencer?
De acuerdo con la encuesta International Business Review (IBR), México ocupa el cuarto lugar de optimismo empresarial. Ocho de cada diez jóvenes entre los 21 y 27 años tienen en mente crear su propio negocio. Sin embargo, la mayoría no pasa de una mera intención, ya que no cuentan con los suficientes recursos económicos para invertir, además de tener que tomar riesgos.
Probablemente, ya ha pasado por tu mente la idea de establecer tu propio comercio. Sin embargo, no lo has hecho. ¿Qué te lo ha impedido? A veces, el mayor enemigo en estos casos es el miedo.
Pero ¿por qué sentir miedo cuando puedes tener en tus manos la llave del éxito? “Lo que mantiene tu fuerza y confianza para nadar contra la corriente y lograr lo que nadie más logró es tu fe, la certeza racional del resultado que esperas”, explica Jadson Edington, autor del libro 50 secretos para el éxito.
La fe no solo es una llave hacia el éxito, también es la llave que te da autoridad y la seguridad de que al confiar tus planes y proyectos en Dios, puedes ir más lejos de lo que imaginaste.
Este lunes, recibe la Llave de la Victoria y forma parte de los cientos de testimonios que han sobresalido a partir del momento en el que aprendieron a usar esa autoridad. ¡No te quedes atrás, te esperamos!
“Mis planes y mis sueños se hicieron realidad”
Marcelo González
“Aunque contaba con una carrera profesional, mi situación económica no era nada buena. Tenía infinidad de deudas, tanto que vivía en una casa de cartón. Quería una vida mejor, la que aspiraba cuando estudiaba, pero por más intentos que hiciera y me esforzara, nada cambiaba.
Cuando llegué a la Universal, dijeron que había un Congreso para el Éxito en el cual Dios bendecía a las personas que Le permitían actuar en su vida, aumentando su visión al obedecer Su Palabra. Comprendí todo a la perfección.
La confianza en mis proyectos aumentó porque sabía que Él era mi mayor socio, como resultado de esa fe constituí una empresa constructora y el trabajo empezó a llegar. Así fue como pagué mis deudas, obtuve una casa y una camioneta nueva.
A veces pensamos que nuestros sueños son simples ilusiones, pero con Dios de verdad no hay aspiraciones imposibles”.
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