¿Por qué Dios no responde tus oraciones?

¿Recuerdas que muchas veces, cuando eras niño, les pedías algo a tus padres y ellos no respondían a tu petición? ¿Quién no ha escuchado las frases «ahora no, después» o «no lo necesitas»? En ese momento, es posible que hayas estado enojado, pero luego entendiste la razón de su negativa —posiblemente en la edad adulta— y te diste cuenta de que tus padres actuaron de la manera correcta e incluso evitaron darte algo que podría haberte lastimado.

Aunque esta experiencia es común en la infancia, muchas mujeres no entienden por qué las oraciones que le hacen a Dios no son contestadas como esperan. Pero nunca evalúan su clamor o  la manera en que hacen Sus peticiones. El Altísimo escucha cada pedido que hacemos, después de todo, Él es omnisciente.

Muchas oraciones, sin embargo, se basan en el egoísmo, la vanidad o la ira y, por lo tanto, no serán contestadas.  ¿Has evaluado el tono de tus oraciones? ¿Podría ser que, al pedir justicia, tu verdadero deseo no era el de la venganza? ¿A caso las conquistas materiales que deseas no tendrían como objetivo solamente la ostentación? ¿Podría ser que lo que pides es algo solo para tu deleite?

Medita en: El hombre ve lo que está delante de sus ojos, pero el señor mira el corazón

Dios también es Padre y quiere el bien de Sus hijos, y por esa razón Él no te dará algo que te haga daño. Él sabe muy bien cuándo debe o no debe cumplir con tus peticiones, pero a veces esas peticiones se hacen por la razón equivocada y de la manera incorrecta, como la Biblia deja claro en Santiago 4:3: «Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres».

Muchos han tenido oraciones sin respuesta, pero luego se dieron cuenta de que convenía que esas oraciones no fueran respondidas, ya que primero necesitaban aprender ciertas lecciones. El cristiano precisa entender que Dios da lo que es necesario para cada persona y que a menudo la persona no está preparada para recibir lo que ha pedido.

Por lo tanto, uno no tiene por qué terminar resentido cuando no tiene una solicitud respondida por el Altísimo, sino que necesita mantener la fe y la perseverancia, además de observar qué tipo de aprendizaje puede tomar a partir de aquellas experiencias.  La respuesta vendrá en el tiempo de Dios para que uno pueda trabajar correctamente la perseverancia y no la incredulidad. Obviamente depende de cada uno de nosotros esperar o no.

Por lo tanto, querido lector, evalúa lo que ha motivado tus oraciones. Si pides mal, cambia la forma en que te diriges a Dios. Y si confirmas que sus solicitudes son adecuadas, aunque aún no se hayan cumplido, confía en que todo funciona para tu bien.

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