Participe en el Día del Reencuentro con Dios
La persona estaba dentro de la iglesia. Sentía paz interior. Frecuentaba las reuniones, oraba, ayunaba, le gustaba aprender sobre la Palabra de Dios. Sin embargo, con el tiempo, el brillo del mundo habló más alto. Las ganas de conocer lo que este ofrecía era mayor. Entonces, la decisión fue tomada. Comenzó el distanciamiento de la fe. Cuando la persona lo notó, ya estaba dominada por las desilusiones y un vacío profundo en el alma. Entonces, después de mucho sufrimiento, vino la nostalgia de cuando vivía cerca del Creador y tuvo ganas de regresar.
La parábola del “Hijo Pródigo”
Esta situación se representa en la parábola del “Hijo Pródigo”, en la Biblia (Lucas 15:11-32).
En la historia, él también desea vivir lejos de su padre, llevando consigo su herencia. En la desventura, él gasta todos los recursos que tenía. Pierde a sus “amigos” que estaban interesados solo en lo que él podría ofrecer. Y llega al punto de convivir con los cerdos, deseando su alimento. Abatido, él recuerda cuán bueno era cuando vivía con su padre. Al regresar a casa, el joven descubre que su padre lo extrañaba y una nueva fase es iniciada.
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27 de enero: “El Día del Reencuentro con Dios”
Tal vez usted está en esta situación o conoce a alguien que lo está. Sepa que la oportunidad de un recomienzo llegó.
El próximo 27 de enero se llevará a cabo el “Día del Reencuentro con Dios”, en todos los Centros de Ayuda Universal.
En relación a esta fecha especial, el obispo Edir Macedo comentó, durante el programa de la Palabra Amiga: “Cuando usted tenga esa experiencia con Dios, toda su vida cambiará. Él no hace nada a medias. Él es grande y quiere hacer cosas grandes en su vida”.
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Será para todos
Al final de la parábola, el padre decide hacer un banquete para conmemorar el regreso del hijo.
No obstante, el hermano del joven se indigna contra el padre por la iniciativa y se niega a participar en la celebración. En seguida, se va con su padre para enfrentarlo sobre lo ocurrido y le cuestiona:
“Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos” (Lucas 15:29).
Sin embargo, el padre responde que el hijo mayor no debería estar indignado. Porque, al final, todo lo que le pertenece al padre también le pertenece al hijo.
Tal vez, usted nunca se ha distanciado de Dios, como el hijo mayor de la parábola, pero no tuvo el “nuevo nacimiento”.
Entienda que los bienes materiales de este mundo son pasajeros, pero el regalo que nuestro Padre Celestial desea ofrecer es eterno y mucho más valioso.
Por eso, busque nacer del Espíritu Santo. Deje a un lado las pequeñeces de este mundo y acepte lo que el Altísimo le quiere ofrecer.
Sepa que el “Día del Reencuentro con Dios” también es para usted.
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¿Cómo participar?
Puede hacerlo en el Santuario de la Fe, en Av. Revolución 253, Col. Tacubaya, o en el Centro de Ayuda Universal más cercano a su domicilio.
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