¿No tiene tiempo para evangelizar?

“No tengo tiempo para evangelizar”: ¿hasta cuándo usted usará esta lamentable excusa?

No es novedad que la rutina moderna es extremadamente apresurada y llena de compromisos. Trabajo, estudios, casa, familia, salud, ocio… Manejar todo lo que es necesario e importante es una misión casi imposible.

A causa de eso, muchos cristianos usan la falta de tiempo como motivo para no dedicarse a los deberes que se relacionan a la fe como ir a la iglesia, participar en algún grupo, evangelizar, etc. A algunos incluso les gustaría hacer más para Dios, pero no logran tener tiempo.

¡Basta de excusas!

Para empezar a cambiar este panorama, entienda que no existe una sola forma de evangelizar, ganar almas y servir a Dios. Con algunos minutos al día, usted puede alcanzar a muchas personas. Vea a continuación algunas maneras:

1. Deje algunos folletos en su bolsa, mochila o guantera de su auto para entregar a un indigente o persona de camino al trabajo/escuela.
2. Dele una palabra de ánimo a algún compañero de trabajo durante la hora de desayuno o comida. Si alguien se desahoga sobre un problema, no tenga miedo de profesar su fe y ponerse a disposición de ayudarlo.
3. El internet es la mejor herramienta de evangelización existente, pues por medio de él, usted alcanza cualquier parte del mundo. Siempre que sea posible, comparta contenido cristiano en sus páginas.
4. Muestre a Jesús en sus actitudes, hábitos y comportamientos. Dé buen testimonio, así usted llevará el buen perfume del Señor a donde vaya, aún sin abrir la boca.

Disposición para servir

El empresario Jayme Menezes (foto al lado), de 33 años, ya sigue algunas de estos consejos en su día a día. Él tiene su negocio propio, visita clientes, estudia la facultad, cuida a su esposa que está embarazada y a los padres que son mayores de edad. Aún con la rutina súper atareada, él logra incluir tiempo para ganar almas.

“Soy responsable de un proyecto deportivo para los jóvenes. No siempre puedo estar presente, así que, durante la semana, busco un acercamiento intenso por medio de las redes sociales. En los fines de semana, estoy presente y me coloco como amigo y consejero de cada integrante”, dijo.

Él cuenta que todo el esfuerzo es recompensado cuando ve a las personas con la vida transformada. “Es muy común ver a los jóvenes que dejan las drogas, la criminalidad, que sufrían con depresión y ahora son felices, los padres nos buscan para agradecer el cambio de sus hijos. No hay dinero que pague esa alegría”, afirma.

Osadía para hablar

Ana Augusta Blumes Salotti (foto al lado), de 37 años, también enfrenta el desafío de conciliar su empresa, con un trabajo registrado y encajar los cuidados con la fe en la cotidianidad atareada.

“Casi no tengo tiempo libre, pues viajo mucho, doy clases, conferencias y mi tiempo para evangelizar se reduce. Aun así realizo trabajos voluntarios y hablo de la fe siempre que tengo oportunidad”, cuenta. “Sucede con mucha frecuencia que las personas de mi trabajo se desahogan, hablan de sus problemas y yo les doy una palabra de fe, oro por ellos, los invito a una reunión”, dijo.

Ella destaca que cuando existe el nuevo nacimiento, es muy espontáneo hablar de Jesús, principalmente, mostrarlo a través de sus actitudes. “Tenemos que prestarles atención a las personas para percibir si están tristes o necesitando de ayuda y no podemos tener miedo ni vergüenza para hablar”, aconseja.

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