“No tenía nada que perder: o Dios me transformaba o iba a morir”

“Tenía negocios, una pareja estable, pero tras la separación con esta persona todo se vino abajo. Pasé por una fuerte crisis emocional y económica, incluso tuve que dormir en la calle. No me quedó más remedio que regresar con mi mamá, sintiéndome fracasada.

Por si esto no fuera poco, tomé el camino de los vicios: consumía cigarro, alcohol, cocaína… ¡no supe en qué momento me perdí! Además, enfrenté problemas de salud, pues me decían que tenía principios de peritonitis, esto sin contar que mi estado de ánimo estaba por los suelos. Ya no tenía sueños ni aspiraciones, como mujer perdí mi valor.

Hubo ocasiones en las que pensé que morir era la única solución, sin embargo, nunca tuve el valor de ponerle fin a mis días. Pasaba noches en vela, fue en uno de esos momentos que vi el programa de la Universal y me identifiqué con el testimonio que transmitían, de inmediato me animé a hacer un pacto con Dios.

Ahora que llevo un tiempo practicando la fe, la Palabra de Dios y siendo fiel al Señor Jesús, comprendo que, cuando uno tiene esta entrega, sí para de sufrir. A mí esta forma de vida me ha dado paz, me liberó de todos mis vicios y enfermedades, me permitió emprender nuevamente mis proyectos y no solo eso, ya no siento tristeza, estoy felizmente casada y con mi esposo hemos conquistado nuestra casa y autos.

¡Dios me ha dado todo a manos llenas!”, Rocío Pérez.