No dejes de usar la fe
Es imposible hablar de Moisés sin hablar del cayado que tenía en sus manos. Todas las señales, prodigios y maravillas sucedieron cuando él lo sostenía. Pero en las dos únicas veces que lo soltó al suelo se convirtió en una culebra.
Al estar en el suelo no tenía ninguna utilidad, era una cobra de la cual Moisés tuvo que huir en una ocasión: “Y el Señor dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella” (Éxodo 4:2-3).
¿Por qué la importancia del cayado? Este simboliza la fe. Sin embargo, mientras estuviera en el suelo, no podría suceder ningún milagro, por más oraciones que se hagan, sin la fe es imposible que pase algo.
Por eso, el diablo sabe que en el momento que empuñes tu cayado, no tiene mucho tiempo para seguir actuando en tu vida. Y si no lo sostienes, él puede hacer que te escondas de tus problemas sin poder hacer nada.
No permitas que tus dificultades empeoren o te sigan sometiendo. Tienes la autoridad y el poder para obtener la victoria a través de tu fe.
Tenían y lo perdieron, creyeron y volvieron a conquistar
Dulce María Cisneros
“A raíz de que mi economía falló, mi vida se destruyó. Por malos manejos perdí mi equipo de trabajo y mi marido se fue de la casa.
En depresión, fracasada, desesperada, endeudada… así estaba yo antes de llegar a la reunión de los Casos Imposibles. Perseverando, vi que no solo mi economía estaba cambiando, también mi matrimonio porque mi marido regresó a la casa.
Es increíble como cambió mi vida financiera, pagamos las deudas, puse mi spa de nuevo y acabo de adquirir una camioneta nuevecita”.
Pilar
“Llegué a la reunión de los Casos Imposibles en el fracaso por un negocio y trabajos que no salieron bien. No solo debía dinero, también me debían a mí y no encontraba como salir adelante. Además, por las presiones ya me había dado un pre infarto.
‘¿Qué hago aquí si no sirvo para nada?’, pensaba desesperada.
Al llegar al Centro de Ayuda Universal, percibí que mi salud iba mejorando. En la economía, empecé con un buen trabajo, quien me debía me pagó y fue así como volví a abrir mi negocio. Dios me bendijo hasta para adquirir una casa”.
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