La palabra de sabiduría
La palabra de sabiduría no solo revela la capacidad de juzgar correcta y actuar prudentemente, sino también la habilidad de comprender y transmitir las cosas más profundas del Espíritu de Dios. Es cierto que hay vínculos importantes entre la sabiduría y el conocimiento; pero, hay una gran diferencia entre ellas, porque la sabiduría capacita para juzgar correctamente usando el conocimiento.
Por ejemplo: cuando Dios escogió a Salomón para ser rey, con el fin de sustituir a su padre, el rey David, le dijo que Le hiciera una petición y Salomón, inteligentemente, Le pidió sabiduría.
Algún tiempo después, vino la oportunidad para que Salomón aplicara la sabiduría que Dios le había dado: Dos mujeres vinieron en litigio ante de él, cada una reclamando por un niño recién nacido, del cual alegaban ser la madre.
Salomón provocó una reacción en el corazón de la verdadera madre, que hasta entonces él desconocía, cuando amenazó con dividir al niño por la mitad y dar una parte a cada una de ellas. La verdadera madre prefería perder a su hijo antes que verlo muerto. Mientras que la falsa madre poco se preocupó con el destino de la criatura. Mediante esos hechos, Salomón tuvo la sabiduría necesaria para hacer justicia.
El Espíritu Santo, a través de este don, nos conduce a decisiones sabias e inteligentes y con toda justicia, porque no faltan situaciones difíciles entre el pueblo de Dios, que necesitan soluciones urgentes; a veces, casos de vida o muerte. Entonces, esta herramienta es imprescindible, especialmente para los que tienen responsabilidades en la comunidad cristiana, pues la palabra es como una pequeña llama, que puede tanto incendiar toda una selva, como también purificar el oro. Con una palabra podemos matar o hacer vivir. Y nadie mejor que el Espíritu Santo para darnos la palabra correcta en el momento preciso, con el fin de edificar, construir, dar vida.
Participe en el Ayuno de Daniel, para que el Espíritu Santo venga a reposar sobre su vida y convertirlo a usted en Su morada.
Del 6 al 26 de agosto
(*) Texto extraído del libro “El Espíritu Santo”, del obispo Edir Macedo.
Si usted ya participó alguna vez en el Ayuno de Daniel, deje un comentario contando sus experiencias. Esto ayudará a quienes aún no han decidido descubrir los grandes beneficios de este propósito.
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