“La falta de un padre cariñoso enfermó mi alma y mi cuerpo”

“Mi papá era un hombre responsable en los gastos. Sin embargo, su alcoholismo lo volvía agresivo y, cuando sabíamos que llegaba tomado, nos escondíamos. Me faltaba su cariño, pero era imposible tenerlo, ya que su forma de ser distaba mucho de un padre amoroso.

La relación con mis hermanos y mi mamá tampoco marchaba bien, pensé que la culpa la tenía mi papá y por eso lo odié. Estos problemas emocionales comenzaron a afectarme físicamente: tenía fuertes dolores de estómago, de cabeza, mareos, se me hinchaban los pies y las manos, pero los médicos no sabían a ciencia cierta el origen.

Debido a la depresión, comencé a subir de peso; entre más aumentaba, más me deprimía porque no me gustaba mi físico. Necesitaba llenar ese vacío interno.

Mis padres llegaron a la Universal y me invitaron; me acerqué a Dios porque vi los cambios progresivos en mi papá, entonces supe que para mí también había solución. Perseverando y usando la fe, el Señor respondió a mis súplicas: mis dolores físicos desaparecieron, llevo una vida normal, me siento feliz conmigo misma y el mal que me afectaba salió de mi camino.

Mi familia es amorosa conmigo, ellos tienen una buena relación y eso nos favorece a todos; mis seres queridos y yo somos bendecidos por Dios porque nos dimos la oportunidad de poner nuestras vidas en Sus manos”, Guadalupe Delgado.

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Ayuno de los Casos Imposibles
Sábado a las 8am, 10am, 12pm, 3pm y 7pm
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