La alegría del sacrificio: servir a Dios en todo momento

Para el cristiano que vive en países hostiles al Evangelio, existe el martirio en el sentido literal, que puede llevar a perder la vida de forma instantánea.
Pero para quienes viven en lugares con libertad religiosa, existe el «martirio» del día a día, que hace que la persona muera un poco en cada momento, en cada renuncia.
Y no hay ningún problema con esos sacrificios, porque la satisfacción que el siervo tiene al agradar a Dios y ayudar a las personas es suficiente.
El siervo que es siervo, no lucha por la autopreservación ni huye cuando la vida necesita ser entregada.
Él entiende que el sacrificio que se hace para servir a Dios es solo un detalle. Porque lo que realmente importa es cumplir el llamado.
El Señor Jesús es el motivo de esa fuerza. Él también es la razón de nuestra alegría.
Y por Él, cumpliremos nuestra jornada hasta el final.
Esposas y pastores de Guinea-Bisáu













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