Jacob y Lea

Lea se casó con Jacob no por amor, sino por obligación. En aquella época, la hija mayor tenía que casarse antes que la más joven. Pero, Jacob quería casarse con Raquel, la más joven, y trabajó siete años para eso, conforme al acuerdo hecho con Labán, el padre de ellas. Sin embargo, este lo engañó y le entregó primero a Lea para ser su esposa. De esta forma, Jacob tuvo que trabajar siete años más para lograr casarse con Raquel (Génesis 29:9-28).

Aunque Lea era la primera esposa de Jacob, siempre fue despreciada. Él amaba a Raquel y se esforzó para tenerla. Pero él no contaba con que su amada era estéril y que Lea podía darle hijos (Génesis 29:29-31).

Naturalmente, Lea se embarazó primero le concibió siete hijos a Jacob. Raquel, a pesar de tener el amor de Jacob a su favor, no podría convertirlo en padre y le tuvo mucha envidia a su hermana, a causa de eso, se desesperó al entregarle a su sierva para tener relaciones con su marido y, así, darle hijos como si fueran de ella (Génesis 30:1-8). Solo más tarde ella le concibió dos hijos a Jacob.

El sufrimiento de Lea y la falta de amor de Jacob

Darle hijos no era suficiente, ella quería que su marido la amara, la dejara. Y mientras más sufría, más hijos concebía.

Lea hizo de todo para llamar la atención de su marido, sin embargo, no fue valorada. Es claro que los hijos fueron una bendición para Jacob, pero nada podría sustituir o ser más fuerte que el amor que él sentía por Raquel. Sin embargo, ella falleció antes que Lea, al dar a luz a su segundo hijo (Génesis 35:16-19).

Ella perseveró, estuvo al lado de su marido, aún sin recibir amor. En la Palabra no queda claro cuándo Jacob empezó a amar a Lea, pero tampoco muestra una tristeza profunda por la muerte de Raquel (Génesis 35:16-19).

Por eso podemos decir que Lea es un ejemplo de mujer sumisa, pues hizo de todo por su marido y, al final, recibió la recompensa de sus actos por Dios.

Si su compañero no demuestra amor, usted haga su parte. Con seguridad el resultado vendrá, no por sus fuerzas, sino porque Dios oye la oración del justo y responde en el tiempo correcto. Solo ame, más allá de cualquier dificultad o circunstancia.