«Iba a perder la vista y ningún especialista me ayudaba»

«Me la pasaba de un hospital a otro por constantes enfermedades, me dijeron que siempre estaría condicionada. Como eso me impedía estudiar con normalidad, creció un vacío en mi interior, pues pensaba que no tendría un buen futuro. Incluso caí en los vicios y deseaba morir.
Más tarde, llegó lo peor cuando se me inflamó el nervio óptico, me dijeron que era causado por un desprendimiento de retina y que podría perder la visión. A pesar de seguir el tratamiento, no hubo mejorías. Como no quería perder la vista comencé a usar mi fe en Dios; lavaba mis ojos con el agua consagrada y la bebía confiando en que a través de ella el Señor me sanaría. Perseveré con determinación, y cuando me realizaron nuevos estudios salí completamente restaurada.
Sin embargo, ese no fue el único milagro que recibí de Él. Pues, participando en las reuniones y poniendo en práctica las enseñanzas que aprendí, mi vida tomó un rumbo diferente; no volví a enfermarme de gravedad, dejé los vicios y logré terminar una carrera en Negocios Internacionales; hoy tengo un trabajo estable, una familia unida y soy una mujer feliz.» -Brenda Ramírez
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