“Era mujeriego, alcohólico y mentiroso”

“Crecí viendo a mis papás peleándose y entre infidelidades de mi papá y la falta de atención de mi mamá, me hice un adolescente problemático. Conforme fui creciendo y con el fallecimiento de mi madre, copié los mismos patrones de mi padre al caer en el vicio de las mujeres y del alcohol.

No podía trabajar en nada, no sabía ser responsable y, por lo mismo, fracasaba en todo lo que quería emprender. Puedo decir que de tan mentiroso que era ni mi palabra tenía valor y es que mi forma de enfrentar mis problemas era mintiendo.

Solo veía mi realidad en casa cuando lloraba a solas y me daba cuenta que mi vida no tenía sentido. “¿A dónde voy a parar si sigo así? ¿Cómo voy a salir de esto?”, me preguntaba angustiado mientras esperaba una respuesta que no llegaba. Mi desahogo para sacar tanto coraje y resentimiento guardado era pelearme tanto en los bares como en mi casa cuando llegaba a tener visitas.

Solo provocaba sufrimiento a mis seres queridos, sin embargo, era la única forma de vida que conocía. ¿Cómo actuar diferente?

Si no fuera por Dios que me llevó a la Universal, no sé qué habría sido de mí. En este lugar, descubrí lo mucho que valía y paulatinamente, cuando me entregué a Dios, salí de los vicios. No fue fácil cambiar mi pensamiento, pero no desistí, cambié mi forma de ser dejando de mentir, prosperé y pagué mis deudas, tengo autos, casa, me casé con una excelente mujer y lo más importante: la Presencia de Dios está conmigo. No tengo necesidad de hacer nada malo porque Él me ha bendecido bastante”, Pedro López.

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