Entienda por qué el mal aún actúa en su vida

El pasado 13 de enero, en la Universal de Lisboa, en Portugal, el obispo Edir Macedo, al inicio de los primeros minutos del culto, llamó al frente del altar a todas las personas que sufrían depresión.

Además de eso, el obispo enfocó la reunión para abordar el tema que, muchas veces, es tratado como un tabú.

Para él, la depresión es síntoma de un alma sofocada por problemas como el odio y el rencor. “Esto es porque ella está vacía y hambrienta. Si usted no alimenta su alma, estará desnutrida, entonces, los espíritus malignos vienen para atacarla con depresión”, explicó.

Problemas más grandes

Según el obispo Macedo, a partir del momento en el que estos espíritus logran tener acceso al alma de una persona, también causan otros problemas, como el deseo de suicidarse, por ejemplo. “Cuando la persona se quiere matar es para terminar con el dolor que siente en su alma. Pero cuando le da fin a su vida, el mismo ente que le habló para que se suicidara, está esperando que su alma se separe de su cuerpo para llevarla al infierno”, enseñó el obispo Macedo.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).

Sin embargo, el obispo asimismo garantiza que ninguno de estos problemas alcanza la vida de una persona que está en las manos de Dios.

“La voz del diablo es fuerte cuando la voz de Dios es débil en su vida. La voz del diablo, en mi vida, no tiene efecto. Porque Jesús dijo que todo lo que el Padre dé, irá a Él y de ningún modo lo echará fuera. Es decir, el Padre me dio a Jesús y yo estoy en Sus brazos”, dijo.

Para eso, no obstante, es necesario que la persona esté dispuesta a darle su vida al Señor Jesús. “Darle la vida a Jesús no es abrazar una religión, sino obedecer Su Palabra”, concluyó el Obispo.