El grupo UEC estuvo a las afueras del Reclusorio Oriente

“En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría” (Salmos 94:19).
¿Quién no ha tenido que soportar un viaje con un largo trayecto para estar, aunque sea poco tiempo, con sus seres queridos?
Esa es la rutina de los familiares de los internos de los reclusorios. Levantarse desde temprano, quizá muchas veces, sin desayunar, porque hay una hora de visita y se tiene que llegar a tiempo para que te dejen pasar.
Adentro, la impaciencia de saber que por más que quieras, no puedes regresar a tu hogar con el ser amado, pues tiene una condena que cumplir.
El grupo UEC no mide esfuerzos cuando se trata de ayudar a los más necesitados y por eso, todos los sábados, los voluntarios llegan a distintos reclusorios para llevar un poco de alegría a los corazones de los familiares de aquellos que se encuentran privados de su libertad, ofreciéndoles, además de un desayuno, oraciones y mensajes de aliento.
Centenas de familiares comprobaron una vez más que, en el lugar donde los amigos se cuentan con las manos, siempre estará el Amigo más fiel, Jesús, con sus siervos, para demostrarles que aun en momentos de angustia y tristeza se puede sonreír, pues Él nunca los abandonará.
Si deseas apoyar de alguna manera, acércate a cualquier Universal. Siempre habrá algo que puedas hacer por los demás.
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