El dolor de la desobediencia
“Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño del Señor fue hecho cautivo” (Jeremías 13:17).
El profeta Jeremías sentía el dolor de Dios y le imploraba al pueblo para que oyera la voz del Señor. Él sabía que, a causa de la desobediencia de la nación, ellos perderían sus tierras y serían esclavizados por tiranos injustos. Y así se cumplió la profecía de Jeremías. Las mismas duras consecuencias esperan por aquellos que insisten en elegir la desobediencia al Altísimo.
Por Ester Bezerra
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