El cigarro electrónico no es la cura para el vicio

En la última década, el cigarro electrónico obtuvo millones de adeptos. Dichas personas creen que es una alternativa saludable del tabaquismo o un camino para liberarse de la dependencia de una vez.

No obstante, no es lo que los estudios señalan. Las investigaciones sobre el cigarro electrónico no demuestran beneficios del aparato. Al contrario, señalan riesgos que este puede provocarle a la salud. El Centro Onassis de Cirugía Cardiaca en Atenas, Grecia defiende que este tipo de aparato perjudica drásticamente el corazón, el pulmón, la vejiga y el estómago. Esto sucede con tan solo dos meses de uso.

Los riesgos son tantos que algunos países prohibieron la comercialización, importación y propaganda de cualquier dispositivo electrónico para fumar.

Lamentablemente, es muy fácil verlos en las calles.

¿Cómo funciona el cigarro electrónico?

Actualmente el Instituto Nacional de Salud Pública expuso que en dos años el uso del cigarro electrónico entre los jóvenes subió de 10 al 30 por ciento, pero eso no los vuelve más saludables.

El cigarro electrónico se diferencia del común por no quemar tabaco. Quemar eso produce miles de sustancias tóxicas permitiendo el infarto y el desarrollo de cáncer.

Los fumadores, por lo tanto, piensan que están protegidos. Pero no es verdad.

El cigarro electrónico calienta las sustancias a 359 °C, temperatura lo suficientemente alta para formar sustancias potencialmente tóxicas, como acetaldehído y acetona.

Además, el propio acto de sobrecargar el sistema respiratorio fumando cualquier sustancia causa daños inmensos a la salud en su totalidad.

Por lo tanto, sustituir los cigarros comunes por los electrónicos no disminuye los daños al organismo, ni aumentan las oportunidades de abandonar la adicción. Solo cambia una dependencia química por otra.

La verdadera cura

El obispo Rogério Formigoni explica que la adicción “es un espíritu que domina la mente, los pensamientos, que habla a través de la boca del adicto, que camina por medio de él diciéndole cómo tiene que actuar, cómo tiene que hablar”.

Por eso tantas personas se enfocan en la cura del organismo, pero fallan al librarse de la dependencia. Ellas no le dieron atención a la cuestión espiritual.

Para el obispo, “al arrancar ese espíritu la mente cambia, el corazón cambia, cambia todo”. Así, el adicto se libera.

Sin embargo, esto solo es posible utilizando la fe en Dios. Por lo tanto, si necesita liberarse de una dependencia, sea cual sea, participe en la Cura de los Vicios, en el Santuario de la Fe, en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya, a las 3 p. m.

*El Centro de Ayuda Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este medio, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, en demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.