El abrigo del Altísimo

«El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.» (Salmos 91:1-2).
La protección de Dios sobre aquel que entrega su vida en las manos del Altísimo es automática. Cada día, el Señor lo acompaña y lo fortalece, dándole visión y dirección para permanecer fiel a Sus Consejos y así, honrarlo siempre.
Santo Culto – Domingo de diciembre
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