“Desde los nueve años ya tomaba pastillas para la depresión”
“A los nueve años de edad ya tomaba medicamentos para la depresión, solo de esta manara lograba conciliar el sueño.
Constantemente lloraba, me sentía triste; muchas veces, estando a solas en la noche, me pregunté ¿por qué me siento tan mal? ¿Por qué nada me hace feliz? Para mí no había color en mis días, todo me daba igual. Intentando encontrar una salida a mis problemas me involucré en la drogadicción y el alcoholismo, pero mi situación emocional seguía de la misma manera.
Detecté que lo que me sucedía era una fuerte depresión, entonces acudí al psiquiatra, pero lo que me dijo fue: ‘usted tiene una depresión profunda, es difícil de tratar. Solo le puedo dar medicamentos que la van a controlar; sin embargo, esto no significa que se va a curar’. Únicamente estaba bien cuando tomaba mi medicamento, pasando su efecto volvía a sentirme fatal.
Un día mi mamá me invitó a la Universal, en este lugar me encontré con un Dios que sí me curó de este dolor del alma. En cada reunión encontraba el momento perfecto para desahogarme y contarle todo mi sentir al Señor, me sen-tía aliviada y así, conforme los días pasaron, mi alma fue curada por la acción del Espíritu Santo, entonces recobré el amor por la vida. Ahora soy una mujer muy bendecida. La alegría regresó a mí, tengo amor por mí misma por la gente de mi alrededor. Incluso estoy casada y tengo una hermosa familia, me alejé de los vicios y no necesito medicamento alguno para estar bien.
Todo lo que hoy poseo, es gracias a que mi fe está en Dios, cuido mi vida espiritual estando en comunión con Él. Solo así pude expresar: ¡el sufrimiento por fin terminó!”, Ana Gabriela Rodríguez.
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