Crece el número de profesionistas adictos

Puede parecer la persona más exitosa en el ámbito en el que se desenvuelve, estar en la cúspide de su carrera, lucir imponente, influyente y al mismo tiempo tener una adicción a cualquier sustancia que pone en peligro su vida. Una encuesta realizada por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) dio a conocer que la mayoría de los adultos que consumen drogas ilícitas cuentan con estudios de licenciatura y, en muchos casos, trabajan.

De acuerdo a los datos arrojados por el estudio, el 54 % de los adictos tienen un nivel educativo de licenciatura, 28 % bachillerato y 10 % secundaria. Quienes tienen estudios universitarios dijeron que consideran como un derecho el consumir drogas ilegales, poseen los recursos económicos para adquirirlas y no piensan dejarlas, aun cuando estas afecten su vida.

El 70 % por ciento de los adictos, dijo que combinan el consumo de diversas sustancias. Además, la mayoría confesó haber iniciado con el alcohol para después darle paso a otras sustancias. Ante este panorama, Luis González Placencia, presidente de la CDHCM, dijo que es necesario implementar medidas de prevención, pues considera como graves los niveles a los que han llegado los adictos.

«Bajo los efectos de las drogas atenté contra mi vida»

«El medio en el que me desenvuelvo, me hace conocer a mucha gente. Siendo abogado es normal que en las reuniones te inviten una copa; sin embargo, el problema para mí fue cuando de una copa, pasé a no tener control en mi forma de beber.

Empecé a reunirme con amigos y nos perdíamos en el vicio por días. Me quedaba en diversos lugares sin que mis padres supieran de mí, dejándolos preocupados y molestos por mis acciones. Me hice de un carácter difícil; continuamente peleaba con mis hermanos, también con mis papás.

No obstante, esto se complicó aún más cuando, además del alcohol, empecé a consumir marihuana. Hacía una mezcla tremenda de diversas sustancias y empezaron a afectarme emocionalmente, me ponía tan mal que incluso intenté quitarme la vida.

Aunque no es fácil dejar los vicios, sí es posible vivir sin ellos cuando lo hacemos de la mano de Dios, ese fue mi caso. Solo, nunca tuve un buen resultado, pero al aliarme al Señor Jesús las cosas fueron distintas. Con Él tuve la fuerza de voluntad para dejar lo que me dañaba, me liberé de mis adicciones y emprendí una nueva vida.

Ahora estoy libre de vicios, desempeño mi carrera sin problema, tengo buena relación con mi familia y no tengo ganas de morir. Hay verdadera felicidad en mí.» -Gerardo Lobato