Trigo o cizaña: ¿cuál ha sido usted?

Vea cuáles son las características de cada uno

El trigo y la cizaña se parecen mucho y pueden ser confundidos con facilidad. Pero la realidad es que el fruto es el que diferencia a uno del otro.

Cuando el trigo da frutos, el peso hace que se incline. La cizaña, en cambio, no presenta frutos y, por eso, continúa de pie.

De la misma forma sucede entre los cristianos, por eso, el Señor Jesús usó al trigo y la cizaña como analogía para explicar la diferencia entre cristianos y señaló que tan solo el tiempo revelará quién es quién, con el fin de que se haga la separación entre el trigo y la cizaña.

«Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero» (Mateo 13:30).

En la práctica, una persona que es considerada cizaña es la que está entre los cristianos, frecuenta una iglesia, da sus ofrendas y, aparentemente, está cumpliendo su papel, pero, en realidad, no pasa de un engaño. Alguien que quiere parecer ser algo, pero no lo es. Es orgullosa y no se inclina a la voluntad de Dios, a pesar de querer transmitir santidad.

No obstante, solo los que son nacidos de Dios pueden ser considerados trigo. Es decir, son personas que presentan los frutos del Espíritu de Dios que es el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio (vea en Gálatas 5:22), pero, por encima de todo, se inclinan a la voluntad de Dios.

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Aprenda más

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