¿Sientes un peso enorme? La respuesta del alivio está aquí

El Salmo 32:1 tiene una palabra para ti que cargas un peso muy grande por culpa de las acciones del pasado: «¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto!».
Dios abomina la hipocresía, la mentira, el engaño y la falsedad de las personas que poseen esas características que no tienen lugar en la Presencia de Dios.
Incluso en ese versículo David explica que, delante de los hombres, él había resuelto su problema, pero internamente aún cargaba un peso.
El versículo 3 describe: «Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día». Es como si, en pocos meses, David hubiera envejecido algunos años. El pecado envejece a las personas y succiona sus vidas. Este pesa tanto que la persona incluso empieza a andar cabizbaja, encorvada hacia adelante, hacia atrás o con el rostro exageradamente levantado. Mientras, en el cuarto versículo está escrito: «Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano».
Medita en: ¿Es el fin del mundo? Cuidado, que nadie os engañe…
¿Sabes cómo es una persona seca? Ella no tiene nada para dar y está viviendo como si estuviera ebria todo el tiempo. Así estaba la condición espiritual de David, cuando encubrió su pecado.
En el quinto leemos: «Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y Tú perdonaste la culpa de mi pecado». La solución para quitar el peso que David cargaba en su interior era la confesión, arrancar la máscara y limpiarse, además, él estaba dispuesto a pagar el precio.
Quizá estás preparándote para huir de las consecuencias del pecado y de la vergüenza, pero ¿por qué no te preparas para limpiarte? ¿Cómo lograrás huir de la sequía de tus huesos? ¿Por qué no te preparas para confesarle a Dios ese pecado y limpiarte de eso?
El problema es que muchos creen que las cosas que perderán por la confesión de su pecado son más importantes que su Salvación y su paz personal. Pero cuando entiendas esto, podrás superar ese problema.
Sigue con: Y el Señor hablaba cara a cara con Moisés…
Santo Culto – Rendirse para vencer
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