Miércoles: ¿Cómo convertirse en la propia bendición?

La fe enseña que no basta con perseguir logros. Muchas personas alcanzan bienes materiales, relaciones o posiciones destacadas, pero aun así se sienten vacías. Esto ocurre porque ninguna de esas realizaciones tiene el mismo valor que convertirse en la propia bendición.

Ese fue el propósito que Dios estableció para Abraham. Él no solo recibió bendiciones, sino que se convirtió en la propia bendición. Es decir, su vida comenzó a reflejar la presencia del Altísimo en todo lo que hacía. Este es el mismo deseo de Dios para cada persona que se entrega verdaderamente a Él.

Por eso, este miércoles 29 de octubre, continuaremos con el estudio bíblico «¿Cómo convertirse en la propia bendición?». El encuentro se realizará en todos los templos de la Universal.

También, en la oportunidad, se llevará a cabo la Santa Cena. Por lo que necesitas prepararte para este compromiso importante para fortalecer la fe y renovar la conexión con Dios.

Un llamado a la transformación

No se trata solo de buscar algo externo, sino de permitir que el Espíritu Santo transforme la mente, el corazón y las actitudes. Al fin y al cabo, cuando alguien se convierte en la propia bendición, su vida influye en sus hijos, en el matrimonio, en el trabajo e incluso en la salud.

Además, quien aprende a vivir de esta manera no depende de las circunstancias. Al contrario, lleva dentro de sí la fuerza necesaria para superar los desafíos y vencer el mal. Así como ocurrió con Abraham, Dios promete hacer lo mismo con todos los que asumen un pacto de entrega y obediencia.

¿Dónde participar?

El encuentro se llevará a cabo especialmente a las 7 p. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya. O bien, puedes participar en la Universal más cercana, para encontrarla ingresa al localizador en localiza.universal.org.mx

Por lo tanto, este miércoles tienes la oportunidad de dar un paso decisivo hacia una vida transformada. En lugar de depender de bendiciones pasajeras, aprende cómo convertirte en la propia bendición y experimenta la diferencia que solo Dios puede realizar.