El Ayuno de Daniel terminó, ¿y ahora?

Esta relación con Dios debe mantenerse para siempre
El Ayuno de Daniel terminó. Fueron 21 días siendo riguroso(a) con lo que escuchabas, veías y leías. Te separaste no solo de información secular, sino también de hábitos y todo lo que te impedía tener una relación con Dios. Oraste más, meditaste en las Santas Escrituras, ayunaste, en fin, ejercitaste tu fe. Tu objetivo fue solo uno: recibir el Espíritu Santo. A final de cuentas, no querías conocer a Dios solo por referencias, sino que tu alma se encontrara frente a frente con Él.
Este periodo de consagración culminó con la celebración de la Velada de Año Nuevo. Te entregaste completamente al Altísimo y, hoy, eres Su morada.
Y, como en un matrimonio, esta relación debe mantenerse diariamente. No estuviste 21 días conquistando a Dios y, ahora que ya has sido bautizado con Su Espíritu, Lo dejas a un lado y te involucras con las cosas de este mundo. Una postura así conduce, inevitablemente, al fin de esta relación, como sucede con muchos que, aunque un día se entregaron, hoy están distanciados de Dios, incluso estando dentro de la propia iglesia.
Mantener esa relación exige sacrificio diario.
Medita en: El miedo a ser rechazado
Tu mayor tesoro
El apóstol Pablo en sus dos cartas a su «hijo» en la fe, Timoteo, lo alertó diciendo:
«Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.» (1 Timoteo 6:20-21).
«Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.» (2 Timoteo 1:14).
«Guardar» significa vigilar para defender, proteger, preservar, cuidar, velar por algo o alguien.
El obispo Edir Macedo explica que este «buen depósito» que el apóstol Pablo resalta es «el gran tesoro que el Altísimo le confió a Sus siervos: el Espíritu Santo, y para preservarse en fidelidad, correspondiendo a tamaña semejanza y honra, solo es realmente posible guardando la fe. Aquellos que no la protegen son vulnerables a las estrategias del diablo y son engañados fácilmente por él».
Y destaca que «si ninguna virtud es conquistada sin disciplina, orden o reglas, imagine con respecto a la vida espiritual».
Por eso, todo lo que practicaste para conquistar tu «buen depósito» continúa haciéndolo, con el fin de mantenerlo siempre seguro y, consecuentemente, mantengas el matrimonio con tu Creador al día. De esto depende tu eternidad con Él. Reflexiona en eso.
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Santo Culto – Rendirse para vencer
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