Un puerto seguro llamado familia

Un puerto seguro llamado familia

Por Departamento Web 2

Absolutamente nada en este mundo fue creado para estar solo: los miles de millones de estrellas que están en el cielo, por ejemplo; las aguas, a su vez, se juntan en mares y océanos; y, en un suelo fértil, muchos frutos resultan de una sola semilla. De hecho, ni siquiera el propio mundo fue creado solo, sino en familia. Cuando Dios Padre creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1), el Dios Hijo, en la Persona del Señor Jesús, «estaba con Dios, y el Verbo era Dios», como leemos en Juan 1:1. Y el Espíritu Santo, que completa la Santísima Trinidad, se movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:2).

La familia terrenal fue idealizada según la familia de la Santísima Trinidad y vio Dios que «era bueno en gran manera» (Génesis 1:31) y, en la obediencia a Su Palabra, ella sería preservada (Génesis 2:16-17). Así como Padre e Hijo son uno (Juan 17:21-23), curiosamente, en las matemáticas divinas, la familia es el resultado de la unión de dos personas que se vuelven uno solo (Génesis 2:24) y, a través de los hijos, las generaciones se amplían.

Aunque la discusión sobre el concepto «familia» está en auge hoy en día, ya que el mundo la coloca fuera de los estándares tradicionales, su papel es incuestionable, ya que es la base de la sociedad. Sin dudas, es un lugar de acogida y protección, donde las personas aprenden a ser buenos ciudadanos desde la infancia y son cuidadas a lo largo de toda la vida. Pero, a su vez, en ella pueden tener lugar tanto los mejores como los peores sentimientos humanos…

Según estudios, cuando la familia cultiva hábitos de demostrar cariño, amor, atención y cuidado, los miembros tienen mayores probabilidades de presentar comportamientos considerados exitosos, como buena asistencia y buen rendimiento escolar en la infancia y adolescencia, compromiso profesional, capacidad de iniciar y mantener relaciones funcionales en la vida adulta. En contraparte, el distanciamiento entre padres e hijos es un factor de riesgo para el suicidio. Esto no significa que la familia sea el único y determinante factor, sino que la relación familiar puede ayudarnos a prever la existencia de riesgo para el suicidio.

Es imposible pensar en el declive de la familia sin pensar en el declive de Dios en su centro. La disolución de la familia, el aumento de la soledad y otras crisis están, de esta forma, directamente vinculados a la pérdida de la esencia Divina.

Pedacito de… ¿cielo?

En su libro El Perfil de la Familia de Dios, el obispo Edir Macedo observa que el «proyecto original de Dios era hacer una familia perfecta en la Tierra para Su gloria». Sin embargo, desde el pecado ocurrido en el Edén, «la familia ha sido azotada por una fuerza espiritual maligna de diversas maneras […]. En virtud del fracaso familiar, los hijos recurren a las drogas y la destrucción avanza a pasos agigantados. A esto se suma la prostitución, el incesto, el abuso sexual por parte de los padres contra los hijos, en fin, toda clase de situaciones dentro de la familia, simplemente a causa de una clase de espíritus que la Biblia llama espíritu inmundo», dice.

Sin embargo, según el obispo, «nada es capaz de destruir a aquellos que tienen su estructura familiar arraigada en los principios de la Palabra». Para él, la familia es más importante y más sagrada que la propia iglesia, porque si no hay familia, no hay iglesia. Además, un individuo puede ser el más rico de la faz de la Tierra, pero si no tiene familia, es pobre. Cuando una persona tiene una familia, posee el mayor bien que pueda existir: «la felicidad comienza cuando tienes una familia de verdad, donde hay respeto, amor verdadero, comprensión y sacrificio de todas las partes. A veces, tienes un tesoro a tu lado y no lo valoras; tienes una joya a tu lado y la desprecias», destacó el obispo.

Familia feliz

La felicidad humana se asienta en tres pilares: creer en el Señor Jesús como Único Señor y Salvador y en el bautismo con el Espíritu Santo; tener la Biblia como manual de Fe y conducta; y tener una familia constituida por Dios. Un ejemplo es el pasaje de Salmos 128:1-3:

«Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en Sus caminos […]. Tu mujer será como fecunda vid en el interior de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.».  Y Hechos 16:31 trae la siguiente promesa para los que Lo buscan: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa».

¿Qué hacer?

Invita a tus seres queridos a participar a la Reunión del Espíritu Santo de este domingo 27 de octubre. Ten en cuenta que el cambio en tu hogar puede comenzar con una sola persona: tú, por eso no olvides que, antes de querer salvar a tu familia, necesitas estar a salvo en las manos del Creador.

Los esperamos especialmente a las 10 a. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya. O bien, en la Universal más cercana, haz clic aquí para localizarla.

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