Satisfacción personal: lo que realmente necesitas

<strong>Satisfacción personal: lo que realmente necesitas</strong>

Por Departamento Web 2

Ninguna persona se conforma al buscar su satisfacción personal en conquistas, bienes materiales o posiciones, pues lo que ellas realmente necesitan no es algo palpable.

Que tire la primera piedra la persona que nunca deseó tener un closet lleno, viajar por todo el mundo, tener una relación como en las películas y libros, prosperar al punto de no preocuparte más por el dinero, vivir en un determinado lugar, encuadrarte en ciertos estándares de belleza, ser reconocida profesionalmente y hasta alcanzar una posición supuestamente privilegiada dentro del cuerpo eclesiástico. El problema no está en anhelar esas cosas, sino en la falta de satisfacción que persiste aun cuando ella conquista algo que está en su lista de deseos.

Como si no fuera suficiente la búsqueda incansable por la satisfacción personal, muchas terminan lamentándose y murmurando por lo que no tienen. Insatisfechas con la vida, por ello continúan buscando su realización, mientras se apartan cada vez más de Dios y de lo que realmente importa. Esta situación podemos verla en el capítulo 5 de Eclesiastés en donde entendemos que, todo lo que las personas aman jamás las va a satisfacer.

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La mirada espiritual

En Eclesiastés 5:10, Salomón alerta que «Él que ama el dinero no se saciará de dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias. También esto es vanidad.», pues nada de lo que el mundo ofrece nos da alguna garantía, puesto que las cosas son vanas y pasajeras.

Podemos ejemplificar esta cuestión con la búsqueda por la satisfacción con la propia apariencia, algo común entre las mujeres: saben todo sobre las cejas, cremas, piel, maquillaje, y es muy dada a eso, pero puedes ver que nunca está satisfecha. Todo a lo que las personas están apegadas y le dan mucho valor, no las llena, y por eso nunca es suficiente. La belleza natural, por ejemplo, ya no es suficiente para este mundo.

Los cánones de belleza están basados en tendencias, pues existe el corte de cabello del momento, el color de la estación, el diseño de las cejas o de las uñas, el estilo de la ropa y tantas otras cosas superfluas.

No obstante, la persona que es espiritual no se deja llevar por las influencias del mundo, por eso mantiene los atributos que Dios le concedió. No necesita más dinero, ni más belleza. Mientras no mire todo de forma espiritual, mientras no salga del ámbito carnal y mire la realidad, se va a quedar en aquel torbellino: no sale del lugar, no avanza y siempre se va a estresar por cosas que no van a darle lo que en verdad quiere. Mirar de forma espiritual es tener discernimiento.

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Cuidado con los pretextos

Esa insatisfacción, sin embargo, no se limita solamente a las cosas superficiales del mundo, muchas personas están insatisfechas con relación a su desempeño en la obra de Dios y usan como excusas que, si estuvieran en otro lugar, si la hicieran parte de otro grupo o si tomaran otra posición jerárquica podrían estar haciendo más, se entregarían más y estarían siendo más útiles.

Al tomar esa actitud, ignoran las oportunidades que tienen de dar lo mejor de sí mismos y de enfocarse en hacer la Voluntad de Dios. Quien tiene una mirada espiritual, independientemente de las circunstancias, también es agradecido, como está escrito en 1 Tesalonicenses 5:18: «dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.».

Cualquier inversión en las cosas de este mundo nunca traerá satisfacción y, cuanto más se conquista, más se desea. Ese es un círculo vicioso que les impide a las personas seguir adelante y obtener verdadera satisfacción. ¿Por qué? Porque la verdadera satisfacción está en una única cosa: hacer la Voluntad del Padre.

Cuando hacemos la Voluntad de Dios, nos sentimos realizados. Entonces, lo poco es suficiente porque estamos haciendo la Voluntad de Dios. Así, hay un incentivo en nuestro interior, algo que hasta en lo poco nos da ánimo. Dentro de la Voluntad de Dios, poquito es suficiente y nos llena.

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