Un millón de personas son víctimas de la artritis reumatoide

Dolor y rigidez en el cuerpo son síntomas principales. Después, surgen molestias y dificultad para realizar movimientos en las articulaciones, especialmente en las manos, rodillas y hombros. Así se presenta la artritis reumatoide, una enfermedad que, hasta hace unos años, afectaba a más de un millón de mexicanos, según el INEGI. En el país, la artritis reumatoide se encuentra entre las 10 primeras causas de atención médica.

«El problema en muchos de los que padecen esta enfermedad es que no se les diagnostica a tiempo, hasta un año después de los primeros síntomas y tardan en buscar ayuda cerca de tres años», explica María de la Concepción Cazariego, presidenta de la Asociación Mexicana de Familiares y Pacientes con Artritis Reumatoide.

La especialista comenta que se está trabajando a favor de las personas con esta enfermedad para que tengan una buena atención y tratamientos médicos, así como en otros aspectos que les brinden una mejor calidad de vida.

«Las campañas que realizamos nos ayudan a prevenir a la población sobre la gravedad de este padecimiento. Además, informamos sobre los síntomas para que se pueda detectar a tiempo y, a su vez, tratarlo», concluye.

«La artritis no me dejaba llevar una vida normal»

«Cuando me diagnosticaron artritis reumatoide, caí en depresión porque el dolor impedía que realizara mis actividades físicas con normalidad. Era una mezcla de emociones: angustia, coraje, tristeza… ¡cómo siendo tan joven no podía llevar una vida normal! Ni siendo psicóloga sabía cómo lograr sentirme mejor.

La enfermedad también afecto mi economía, ya que como no tenía un trabajo fijo ni dinero que me alcanzara para pagar la renta y los servicios básicos, me vi en la necesidad de pedir prestado para comer. No podía darles una vida distinta a mis hijos.

Cuando supe que existía la Universal, acudí.
El mensaje de fe que escuché ese día fue esencial, me dio ánimo, alegría, lloré de felicidad, de desahogo al tener a Dios conmigo, ¡fue inolvidable!

Al usar la fe, mi salud se transformó: la artritis reumatoide desapareció —puedo pararme sola, caminar, subir los brazos. También mi economía es bendecida, no me falta nada: tengo casa, he comprado autos cero kilómetros y comemos lo que queremos. En Dios le encontré sentido a la vida, ¡estoy agradecida con Él.» -Zahira Ruiz