Lo que realmente necesita

Existen personas que acuden con frecuencia a la iglesia, sin embargo, han pasado gran parte de su tiempo solo persiguiendo bendiciones, dejando de lado lo más crucial: buscar y conocer al Dios que bendice. De acuerdo con lo que enseñó el obispo Franklin durante el Santo Culto del domingo 19 de mayo, algunos hasta pueden recibir la bendición esperada, pero continúan con un vacío en su interior. Esto se debe a que ese espacio solo puede llenarlo el propio Dios, es decir, el Espíritu Santo.

Incluso, la Biblia habla del momento en que Felipe fue enviado por el Espíritu Santo a Samaria para realizar una obra maravillosa: «Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. Y había gran regocijo en aquella ciudad.» (Hechos 8:5-8).

Asimismo, «las personas vienen a la iglesia y quedan eufóricas con los milagros que aquí acontecen. Este trabajo es maravilloso, pero no es lo que va a sustentar su fe […]. Después tendrá que enfrentar sus desiertos, luchas, persecuciones de familiares o amigos y, si no tiene el Espíritu Santo, usted se va a desanimar, va a desistir», explicó el obispo.

«Lo que nosotros queremos que entienda es que, si prioriza al Espíritu Santo, podrá conquistar todo lo que necesita». ¿Por qué buscar a Dios primero? Porque una vez que Él habite dentro de usted, se volverá una persona de guerra, fuerte, con una nueva mentalidad.

Allá en Samaria, la iglesia crecía y había muchos milagros. No obstante, la Palabra nos muestra lo siguiente: «Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque todavía no había descendido el Espíritu Santo sobre ninguno de ellos; solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.» (Hechos 8:14-17).

Al llegar a ese lugar, la principal preocupación de Pedro no era que las personas fueran solo bendecidas, sino que recibieran el Espíritu de Dios, así que oró por ellos, pues solamente habían sido bautizados en las aguas.

«Tal vez usted dice: “Obispo, yo tengo un vacío dentro de mí”, “Ya fui bendecida en la iglesia, pero continúo siendo una persona insegura, con complejos e inestable”, “Obispo, yo sigo siendo una persona triste; cuando vengo a la iglesia siento alegría, pero después vuelve aquel vacío en mi alma y ya no quiero sentir eso”, “Obispo, yo quiero tener al Espíritu Santo dentro de mí”. Si usted quiere eso, entonces, no se enfoque ni se preocupe en pedir otra cosa.

Yo sé que usted tiene necesidades. Hay personas que están enfermas o que tienen problemas familiares. Pero en este momento solo hable con Dios para pedirle una cosa […] Dígale a Él: “Si yo tengo Tu Espíritu, entonces tengo todo lo que necesito”».

Si Lo busca de todo su corazón, crea que, incluso terminando su oración, podrá recibir la bendición que ha buscado para su vida.

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