La representación del matrimonio

El matrimonio no es solo una sociedad para la vida, ni una amistad sin igual. Es una danza prolongada que no cansa, sino que envuelve con el cariño de la mirada, el abrazo de las palabras, los besos del cuidado, la atención de las risas…
Es la sensación única de volverse un solo cuerpo con alguien, al punto de reírse de las mismas cosas, querer lo mismo y pensar de la misma manera. Es un reflejo de lo que representa la relación entre el Señor Jesús y Su Iglesia. Por eso, no es agotador ni se enfría con el tiempo, al contrario, solo crece, solo aumenta el amor y, en consecuencia, los sacrificios para protegerlo de un mundo antiDios y antimatrimonio.
Es increíble cómo, con el tiempo, ese vínculo nos une aún más, al punto de que ya estoy sufriendo por anticipado con mi viaje a Israel, que nos separará por un tiempo. Feliz por ir en esta caravana, y ya llena de nostalgia de Renato Cardoso.
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