La protagonista

Un capítulo más de la historia de Cristiane Cardoso

En general, nosotras éramos niñas tranquilas. No éramos de mentir ni desobedecer a los padres. Vivíamos de la casa a la escuela, de la escuela a la casa, y de la casa a la iglesia, solamente. No nos quedábamos en la casa de nadie, no íbamos a la fiesta de nadie y no conocíamos a nuestros vecinos. Mi madre siempre fue muy protectora con respecto a los extraños. Tal vez es por eso que no teníamos amigas en ningún lugar, ya que éramos niñas distantes tanto en la escuela como en la iglesia. Si por un lado eso nos guardó de cualquier maldad, por el otro, nos dejó un poco sin noción del mundo de afuera y fue así que empecé a desarrollar una táctica.

Vivíamos enfrente de un club de baile, que tocaba la música muy alto algunas veces en la semana y yo terminaba teniendo insomnio por eso. Veía a un lado y mi hermana ya estaba en el tercer sueño y yo allí, mirando el techo, sin saber qué pensar, mientras aquella música alta entraba a mi cerebro. Y, así, desarrollé un mecanismo para que las horas pasaran muy rápido… Yo, la protagonista, siempre muy querida y amada por todos y así sucesivamente. Cuando mi madre venía a despertarnos para ir temprano a la escuela, ella no imaginaba que yo ya estaba despierta desde la noche anterior. Me quedaba quietita en la cama, solo creando historias en mi mente.

Mi creatividad afloró tanto en esa época que empecé a crear historias, dibujarlas y contárselas a mi hermanita, mi primera y única fan. A partir de entonces, ya no paré… La historia continúa.

Por Cristiane Cardoso