La mente: un lugar precioso y añorado por el mal

Puede ser que ya hayas sido testigo del cambio radical en alguna persona cercana; es decir, de ser una persona ejemplar y de buen comportamiento, se convirtió en todo lo contrario. Ante el asombro de quienes le rodean, surge preguntas como: ¿qué los llevó a ser otros? ¿qué pasa por su mente?
De acuerdo con el obispo Edir Macedo, en la mayoría de los casis, la raíz del problema va más allá de lo que los ojos humanos pueden percibir. «Durante los años que llevo sirviendo a Dios, uno se percata de que los espíritus malignos —que sí existen— trabajan de diferentes maneras, una de ellas es en los pensamientos de las personas», explica.
Él añade que el diablo quiere poseer la mente de las personas para desviarlas de Dios y así cumplir su propósito: hacerlas sufrir en esta vida y en la eterna. «El mal siembra ideas suicidas, fracaso, miedo, baja autoestima, así como ganas de drogarse y tomar, enfermedades… y puede provocar que alguien cambie su forma de ser, de tal manera que hasta su propia familia no los reconozca».
Puede ser que conozcas a alguien que esté pasando por esta situación o ser tú mismo. De ser así, una alternativa espiritual es acudir los viernes de liberación en la Universal, como mucha gente lo ha hecho, donde aprenderás a usar tu fe para transformar esta realidad. La cita es en Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya a las 7 de la noche, o en el horario de tu preferencia.
«Ni antidepresivos ni ansiolíticos me hacían sentir bien»

«Empecé con un dolor de cabeza que fue incrementando, posteriormente tuve crisis de ansiedad y nerviosismo. En las noches tenía insomnio y ataques de pánico. Cuando lograba dormir un poco, saltaba de la cama asustada, con ganas de estrellarme contra la pared. Me deprimí y el psiquiatra me dio antidepresivos y ansiolíticos que me hacían sentir peor.
No podía levantarme de la cama, bañarme o convivir con mi familia; lloraba todo el día, me sentía frustrada y fracasada. Como “solución” solo me quedaba la muerte.
No obstante, lo primero que experimenté a la Universal fue paz. Ahí aprendí a usar mi fe y a determinar mi libertad espiritual. Así, logré dormir y estar más tranquila. Empecé a tener fe y confianza en Dios, de esa forma Él obró milagros en mí, transformó mi vida completamente, me sanó e, incluso, ya no tomo medicamentos.» -Lourdes Ornelas
Santo Culto – Rendirse para vencer
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