Infidelidad financiera: el nuevo peligro de las relaciones
Cuando María y Luis se casaron, eran muy felices; sin embargo, Luis le fue infiel a María, pero no con otra mujer. La engañó respecto a su estado financiero diciéndole que ganaba 10 mil pesos menos de lo que en realidad percibía. Mentira que ella descubrió cuando encontró el recibo de nómina de su esposo.
Un estudio realizado por la Universidad de Misisipi llamado Infidelidad financiera en relaciones de parejas concluyó que el 27% de los participantes habían escondido algún tipo de secreto financiero.
Ante familiares y amigos es normal ocultar cierta información sobre cuánto ganamos o si tenemos deudas. Lo que no es bueno y muchas veces resulta perjudicial es tener secretos con nuestra pareja en temas de finanzas.
Y es que otro estudio hecho por The National Endowment for Financial Education (NEFE), reveló que 41% de los encuestados reconoció haber incurrido en un engaño financiero con su pareja.
«La infidelidad financiera podría parecer benigna, pero puede escalar a un nivel más grave. Esto tiene un impacto en la relación. Provoca discusiones, daña la confianza y en algunos casos lleva a la separación o al divorcio», explica Ted Beck, director ejecutivo de NEFE. Los especialistas recomiendan evitar los secretos para no poner en riesgo la estabilidad de la relación.
Para más consejos y orientación sobre vida en pareja, los jueves la Universal te invita a participar de la Terapia del Amor, una reunión para quien desea una vida amorosa bendecida. Te esperamos.
«Aunque éramos felices, él me fue infiel»
«Al inicio, era muy feliz al lado de mi esposo. Pero, de un momento a otro, al amor que me tenía lo reemplazaron la infidelidad, los golpes, las humillaciones y los maltratos. A él le gustaba emborracharse y eso afectó nuestra economía, no teníamos dinero ni para pan o leche.
Como era de esperarse, me enfermé: de tantos corajes, tuve una parálisis facial, migraña y caí en depresión. Deseaba morirme… La Universal jugó un papel muy importante para que dejara de sentirme así, puesto que fue el lugar donde tuve una experiencia única con Dios.
Conforme participé activamente en las reuniones, noté que pude dejar atrás el pasado y mis miedos; la tristeza y el dolor ya no eran parte de mí. Sorpresivamente, mi esposo se arrepintió de lo que hizo y juntos recomenzamos nuestra relación.
¡Dios nos enseñó a amarnos! ¡Él también dejó los vicios! Y como Dios no hace las cosas a medias cuando uno no se rinde y es perseverante, también me recuperé de la parálisis y de los demás padecimientos. Nunca acabaré de agradecerle a Dios el estar conmigo y el haberme rescatado.
Él puede hacer lo mismo por todos, pero a nosotros nos toca creer.» -Margarita Hernández
Quizá te interese: La medida correcta para el amor
comentarios