«El alcohol era mi escape ante los problemas»

«A los 12 años agarré el vicio del alcohol. Se fue arraigando tanto que, al casarme, mi solución ante los problemas era irme a tomar, pero todo empeoraba. Una vez mi esposa se cansó y me abandonó, fue muy duro para mí, pero seguía bebiendo. En una de esas borracheras, me arrodillé para buscar la ayuda de Dios.

Al poco tiempo llegué a la Universal. Reconocí ante Dios mi problema con el alcohol y decidí no volver a tomar. Fue extraño, porque pronto vinieron las tentaciones: me ofrecieron cerveza y otras bebidas, pero al probarlas me dolía mucho la cabeza y una vez quedé inconsciente. En otra ocasión no pude ni olerla por el asco que me provocó. Entonces comprendí que era Dios quien me estaba ayudando, y desde entonces no volví a tomar.

Claro que también puse de mi parte: me alejé de quienes me invitaban a beber. Como resultado de esa decisión y de mi fe en Él, logré recuperar a mi familia.

Antes pensaba que yo podía dejar el vicio, pero nunca pude. Solo cuando entregué mi problema en manos de Dios y me mantuve firme en mi decisión, el alcohol dejó de tener poder sobre mí.» -Armando Ocampo

Cura de los Vicios

Para ayudar a las problemas que tienen problemas con drogas convencionales y no convencionales, la Universal cuenta con la Cura de los vicios, que es una reunión en donde se enseña cómo se pueden superar los vicios por medio de la fe práctica en el Señor Jesucristo.

Si quieres ir a la reunión, acude los domingos a las 4 p. m. a Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya. La entrada es gratuita. Para más informes acude a la sede más cercana.