«Con solo 18 años, ya vivía endeudada»
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«Durante mucho tiempo mi mamá sufría de fuertes dolores de cabeza por eso siempre estaba en un cuarto sola y de mal humor. Esta situación hizo que me volviera una persona muy seria, triste, solitaria y tenía muy mal carácter.
Constantemente me sentía inferior y tenía baja autoestima, siempre buscaba tener un novio para sentir que valía. Sin embargo, yo creía que mi mayor problema era económico, pues, con solo 18 años vivía endeudada, se me hacía fácil pedir y por eso tomaba malas decisiones; ya debía unos 12 mil pesos, pero como no ganaba mucho, ya no podía pagar; solo pensaba en liquidar mis deudas y aunque quería ayudar con los gastos de casa, no me alcanzaba.
Mi mamá fue la primera en llegar a la Universal, al principio me molestaba, pero cuando vi que estaba cambiando, ya no le dolía la cabeza y nos hablaba bien, me dio curiosidad asistir. La primera vez que fui, salí con paz y la esperanza de que mi vida tenía solución y se me quedó la frase “esfuérzate y se valiente”. Fui luchando, perseverando en las reuniones y en comprender la Palabra de Dios; cuando escuché sobre la Hoguera Santa, dije “esta es la solución”, solo pensaba en mi economía, pero me di cuenta de que mi problema realmente era que me faltaba la presencia de Dios. El Señor me mostró que tenía muchos apegos y que debía soltarlos, al hacerlo fui teniendo paz, recibí fuerza y ánimo, poco a poco mi caracter cambió y mejoró la convivencia con mi familia. Pero no paré ahí, hice un voto con Dios, diciéndole que le sería fiel y le daría honra con mi trabajo, y Él respondió, abrió la puerta para un empleo bien remunerado y fui pagando mis deudas
Continúa con: Vuelve a los brazos del Padre
El Espíritu Santo es la base de todo, y puede buscarlo con sinceridad cuando entendí que Él es lo más importante, por ello me enfoqué en servirlo y en hacer lo que le agrada, y sin darme cuenta, me volví una persona alegre y plena. Hoy soy otra persona, Dios cambió mi manera de pensar, ya no tengo baja autoestima y pude conquistar un negocio de ropa y zapatos, así como un carro propio. Además, mi familia también fue bendecida, mi papá dejó de tomar y ahora está unida. Sin importar la situación, Dios me da la seguridad de que todo va a estar bien.» -Maritza Pérez
Puedes regresar…
Sea cual sea la razón por la que te alejaste del amor del padre, nunca olvides que cada día es una oportunidad para regresar a Su Presencia. No dudes en hacerlo. El Altísimo aún te espera con los brazos abiertos. No pierdas tiempo y aprovecha la oportunidad que Él le está concediendo a tu vida.
Participa este domingo 30 de junio en la Reunión del Espíritu Santo, especialmente a la 10 a. m., en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya. O bien encuentra la Universal más cercana haciendo clic aquí.
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