¿Y si algo pudiera oponerse a las palabras de muerte?

¿Y si algo pudiera oponerse a las palabras de muerte?

Por Social Media

Hay momentos en los que la fe es la única luz al final del túnel

Una visita al médico no siempre es tan simple como se imagina o cree. A veces, un dolor de cabeza no solo es un malestar, también puede ser señal de un problema mayor. En ocasiones, el diagnóstico y el tratamiento revelan que hay momentos en los que la medicina es impotente para traer respuestas.

Situaciones de este tipo no suceden solamente hoy, como podemos verificar en el libro de Marcos 5:25-28: «Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva».

Aquella enfermedad se prolongó durante años en la vida de aquella mujer y también la destruyó en otros aspectos. Tanto así que sus recursos financieros se agotaron. Sin embargo, ella escuchó una palabra que confrontaba todo lo que había escuchado antes: cuando Jesús iba con sus discípulos a la casa de Jairo (uno de los principales de la sinagoga) para ver a su hija que estaba enferma, la Fe de aquella mujer Lo sorprendió, como cuenta el relato bíblico: «Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de Él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?» (Marcos 5:29-30).

¿En dónde toca tu fe?

«A lo largo de la Palabra de Dios, vemos a un Dios de milagros que siempre actuó en la vida de quien Lo buscó», explica el obispo Guilherme Grando, que realiza los martes, en el Templo de Salomón, Brasil, las reuniones que se enfocan en la sanidad del cuerpo y el alma.

Él incluso dijo lo siguiente: «reconocemos el valor y el papel de la medicina en nuestra sociedad, pero existen situaciones en las que la medicina agota todos los recursos para ayudar a una persona enferma y, aun así, no hay mejora. En esos momentos, tenemos la fe como una luz al final del túnel».

El pastor resalta que Dios no cambió y, si en el pasado realizó milagros, hoy continúa transformando vidas. «Todo aquel que manifiesta la fe puede testificar el beneficio de eso. La mujer hemorrágica fue sanada en plena calle sin decir una sola palabra. La fe rompe reglas y protocolos, ya que es el poder de Dios en nosotros para vencer cualquier cosa. El tiempo de los milagros no ha terminado».

¿Qué te dice tu fe?

Jesús estaba en Capernaum cuando algunos hombres ayudaron a un paralítico a descender del techo de una casa. «Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver Él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados» (Lucas 5:19-20). Algunos religiosos, no obstante, empezaron a cuestionar. «Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa» (Lucas 5:24).

Las historias de sanidad mencionadas en la Biblia, como el de la mujer hemorrágica y la del paralítico, y las de los días actuales muestran que la fe de cada persona tuvo que ser manifestada antes de que ella viera el poder de Dios en su vida. Ese es el secreto, el misterio y lo que caracteriza a la fe: certeza de hechos que aún no han sido vistos (lee Hebreos 11:1). Por eso, es necesario desafiar a la duda que puede estar en nosotros.

Delante de las personas están los problemas y la convicción de que Dios actuará a su favor. En cuál crea, eso va a depender de la elección personal. Además de la desesperación, también puede haber sentencia de muerte.

Sin embargo, este es el escenario principal para que la fe sobresalga y haga callar una a una. La fe no solo acorta, sino también rompe barreras que la lógica humana no logra explicar. El problema es cuando hay una fe natural. Mientras la fe sobrenatural cuestiona lo que parece imposible y por eso transforma diagnósticos mortales en milagros, la fe natural, que está atrofiada, hace que lo que podría ser reversible se convierta en un caso perdido. A final de cuentas, ¿qué es más difícil: que la persona crea y manifieste la fe o que Dios haga Su parte?

El pastor Guilherme Grando dice que «Dios nos dejó la fe para comunicarnos con Él. Cuando manifestamos la fe, Él nos escucha». Y es el ejercicio de ella, por medio de cadenas de oración propósitos de fe como los que se enseña en la Universal, que «nos ayudan a despertar esa fe que trae respuestas. Cuando iniciamos una cadena de oración, ejercitamos varios requisitos de la fe, entre ellos, la perseverancia, la oración y el sacrificio», explica.

Él señala que «la fe es el primer requisito para que alguien sea curado y, en algunos casos, el único. Por eso, es indispensable», finaliza.

(*) La Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este medio, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, en demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.

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