¡Todo lo que más quiero!

El pasado 4 de mayo fue el Domingo de Todo lo que Yo Quiero. El obispo Franklin Sanches transmitió un mensaje basándose en el libro de Apocalipsis, el obispo resaltó la certeza de que la obra de Jesús en la vida de cada persona no queda incompleta.

«Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin», recordó citando Apocalipsis 22:13. Explicó que, si Jesús es el principio y el fin, significa que lo que Él comenzó en la vida de una persona, lo terminará. «Jesús no mejora vidas, Él hace nuevas todas las cosas», afirmó, señalando que Cristo no realiza cambios superficiales, sino transformaciones completas.

El obispo también habló sobre aquellos que, quizás, se desviaron del proyecto inicial de Dios. Aseguró que si aún están presentes en la fe es porque el plan de Dios para ellos continúa vigente. Comparó la vida espiritual con una casa en ruinas que, cuando Jesús entra, no recibe solo reparaciones parciales, sino una restauración completa.

Enseguida, citó Apocalipsis 22:14:

«Bienaventurados los que lavan sus vestiduras [en la Sangre del Cordero] para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad».

En este punto, el obispo explicó que, aunque satanás trabaje acusando y condenando, la Sangre de Jesús tiene el poder de limpiar todo pecado. Incluso quienes enfrentan el desprecio de la sociedad pueden encontrar el perdón de Dios y la libertad en su alma.

El obispo Sanches enfatizó que el pasado no debe ser un obstáculo para quien desea un nuevo comienzo con Dios: «Usted está libre, no se culpe más, porque la Sangre de Jesús lava sus vestiduras», afirmó.

Por último, se refirió a la invitación de Jesús en Apocalipsis 22:17:
 «Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida».
 Resaltó que el único requisito para recibir el agua de la vida es el deseo genuino. No se exige perfección previa, apenas sed de Dios. «Si usted quiere recibirlo, es el Espíritu Santo quien pone ese querer», dijo. Y concluyó invitando a los presentes a abrir su corazón para recibirlo.

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