¿Te sientes paralizado por el miedo? Aprende a enfrentarlo
Ante el escenario actual, el miedo ha atrapado a mucha gente, pero es necesario enfrentarlo
Tanto el confinamiento como la sana distancia —términos aprendidos por la pandemia del nuevo coronavirus— fueron comunes delante del miedo que enclaustró —y aún encierra— a muchas personas. No faltan especialistas alertando con respecto a este enemigo común en las noticias que retratan el pavor delante de la amenaza de quedar desempleado y de la posibilidad de perder a un ser querido o incluso la propia vida.
La verdad es que el miedo asusta mucho desde antes de la nueva normalidad. Él simplemente es un viejo conocido. Con o sin pandemia, este sentimiento hace que muchas personas sean rehenes de los problemas e, incluso, creyéndose incapaces de concretar sus proyectos, aunque estén rodeadas de diplomas.
Después de todo, ¿qué es el miedo?
De hecho, este sentimiento forma parte de una reacción natural del ser humano, como señala la psicóloga Cristina Calvi: «es una reacción ante una situación de peligro (real o imaginaria), cuya función es preparar al sujeto para una posible pelea o fuga».
El problema es que el miedo puede culminar en un escape eterno. «Cuando el miedo sobrepasa los límites, puede paralizar e impedir que la persona avance en todos los ámbitos de la vida», afirma la psicóloga. E incluso puede tener consecuencias graves para la salud. «Puede afectar la formación de memorias a largo plazo y dañar partes del cerebro. Además, los miedos y las fobias están directamente relacionados con la ansiedad, lo que dificulta el control de la razón y la emoción», argumenta Cristina.
Cuando ese sentimiento surge de manera sutil, él incluso expresa cuidado. Pero aquí es donde se puede confundir, como ha sucedido con muchos cristianos. A causa de la pandemia, por ejemplo, muchos se han dejado dominar por el miedo y, con ello, decretaron un confinamiento de la propia fe.
Muchos se han mostrado indiferentes a la vida espiritual, lo que conduce cada vez más a un enfriamiento de la fe y otras consecuencias nocivas. Mientras tanto, pocos se dan cuenta de que la propia fe está siendo probada: «Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos» (2 Corintios 13:5).
Pero, solo cuando la persona enfrenta el miedo, logra avanzar.
¿Cómo vencer el miedo?
Por supuesto que nadie es inmune al miedo y él toca puerta de todos, como dijo el obispo Renato Cardoso: «mucha gente rica le tiene miedo a la pobreza, así como mucha gente ahora tiene miedo de perder su trabajo, estar sola, no casarse o tener una enfermedad porque la madre o el padre la tuvo y el médico dijo que es probable que ella también la tenga».
La única forma de afrontar el miedo como es debido es invitarlo a retirarse. Desde esta perspectiva, la fe se vuelve indispensable.
«Si la fe es la certeza de cosas buenas (Hebreos 11:1), de que la Palabra de Dios se cumplirá, el miedo es la certeza de que algo malo va a suceder. El miedo pone un signo de interrogación donde Dios ya ha puesto el punto final, pero Dios nos ha dado la fe para que no nos inclinemos ante el miedo. Por eso, para superar el miedo, es necesario acercarse al Autor de la fe, al Autor de la valentía», orienta el obispo Renato.
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