Tabernáculo
«… será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.» (Isaías 4:6).
En el desierto, Moisés y el pueblo tenían ese tabernáculo para orar, ofrecer sacrificios y para mantener la comunión con Dios. Hoy también tenemos la Casa de Dios para unirnos de fe en fe. Sin embargo, en estos últimos días hemos vivido y nos hemos fortalecido solos, ya que somos el Templo del Espíritu Santo, Él hace morada en nosotros.
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