¿Sus obras a quién reflejan?

Prácticamente nacemos escuchando hablar sobre un Dios, pero no todos Lo conocen. Tal vez algunos hasta tuvieron experiencias con Su poder solamente. La Biblia nos habla sobre eso en Lucas 17:11, cuando 10 leprosos fueron sanados, no obstante, solo uno de ellos fue salvo.

Durante el Santo Culto del pasado 19 de diciembre, el obispo Franklin Sanches explicó que para que una persona conozca a Jesús, tiene que querer conocerlo, buscarlo. «Mientras eso no ocurre, la persona será infeliz», agregó. Además, quien no Lo conoce, desiste. A la hora de enfrentar determinadas dificultades, deja el camino de la fe, aunque haya experimentado de Su poder. Lea con atención los siguiente.

«Tomás le dijo: Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me hubierais conocido, también hubierais conocido a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas» (Juan 14:5-11).

Aunque los discípulos estaban todo el tiempo a Su lado, viendo Sus milagros, aún no Lo conocían y no comprendían que Jesús es el propio Dios encarnado. Es por eso que al enfrentarse a situaciones difíciles se desesperaban. «Este es el caso de algunos, escuchan la Palabra, son testigos de lo que Jesús hace, pero no Lo conocen», dijo el obispo. «Mientras no tenga una experiencia con el Espíritu Santo, no será una persona feliz», afirmó.

Asimismo, una pregunta que todos necesitan hacerse es: ¿su vida refleja a Jesús para su familia y quienes están a su alrededor? Pues ellos pueden no creer por palabras, pero verán las obras: su forma de vida, su carácter y su conducta.

Algunos vienen a la iglesia buscando el cambio de su pareja, hijos o padres, sin embargo ¿cómo esperar que Dios haga Su obra en un familiar, si primero no la hace con uno mismo? Por ejemplo, las obras de Jesús mostraban que Él era Dios.

«Las personas tienen que ver a Jesús por su conducta, pues hablar de la Biblia muchos otros pueden». Agregó que el carácter y los frutos del Espíritu Santo no se dan por la fuerza. «Esa es la razón por la que muchos no consiguen traer a su familia, pues cuando ellos le miran, ven solo a un creyente, pero no ven a Jesús en la persona».

Ganar a la familia para Jesús solo se logra a través de la conducta y transformación. Pues cuando el Espíritu Santo entra en usted, es imposible que los otros no se den cuenta. Y si sus seres queridos no creen por la Palabra, creerán por las obras.

En las Sagradas Escrituras está registrado el momento en el que Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y los llevó al Monte Hermón. Allá, quiso revelarles quién era Él y ellos pudieron ver a Jesús transfigurado, es decir, dejó de ser hombre y se reveló como Dios.

«Esta misma transfiguración ocurre cuando Jesús entra en usted, se transforma y todo el mundo lo ve», dijo el obispo. La presencia de Dios se nota, es por eso que Jesús dijo a sus discípulos: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre, y si no, creed por las obras mismas. Las acciones y reacciones muestran lo que uno tiene dentro.

En el Monte Hermón, el Señor Jesús también quería mostrarnos la transformación que Él puede hacer en su vida, de manera que todos pueden ver. Usted puede cambiar la forma en la que los demás lo ven, pero eso solo es posible por el Espíritu Santo. Si usted quiere que acontezca en su vida la misma transformación que ocurrió en el Monte Hermón, entregue su vida al Espíritu Santo.

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