«Soy un milagro», dijo filipino bautizado en las aguas

James Pastrana fue esclavizado por el sufrimiento

La imagen es preciosa: un hombre oriental celebra con los brazos en el aire después de levantarse del bautisterio.

Se trata del filipino James Pastrana, que conocía el trabajo evangélico de la Universal en Corea del Sur.

Él recién había acabado de ver la película Nada Que Perder 2. El evento especial ocurrió en Seúl, la capital de Corea del Sur.

Acompañado por el obispo David Higginbotham, James decidió entregarle su vida al Señor Jesús por medio del bautismo en las aguas.

En su libro En los pasos de Jesús, el obispo Edir Macedo aclara: «El bautismo en las aguas es la mortificación de los hechos de la carne; es el entierro del viejo yo y el resurgimiento de una nueva criatura, limpia y lavada para una nueva vida”.

Un paso de sufrimiento

James ha estado en Corea del Sur desde hace 20 años. Cuando llegó al país asiático, comenzó a trabajar en una fábrica. Además, James tuvo que sustentar a su esposa y a sus tres hijos, que vivían en Filipinas.

Era una vida sufrimiento. Trabajaba siete días a la semana, con jornadas de 14 a 16 horas al día. Así fue durante años.

Hasta que James descubrió que su esposa gastaba el dinero en bebidas y amigos en clubes nocturnos. Eso significó que los niños fueron prácticamente abandonados.

Un día entró en desesperación cuando recibió la noticia de que su esposa se había ido de casa para vivir con otro hombre, dejando a sus tres hijos solos.

Así que James tuvo que seguir trabajando exhaustivamente para satisfacer las necesidades de los niños.

Un vacío interno

Sin embargo, todo esto solo aumentó el odio, el dolor y la depresión que James sentía. Debido a eso, se distraía con bebidas y fumaba dos paquetes de cigarros al día.

“Durante muchos años, gastaba más de $ 400 dólares al mes, tratando de beber para ahogar mi tormento. Lo que pude haber usado para el bien fue desechado con adicciones. Estaba fuera de mis cabales, durmiendo una o dos horas por noche y yendo a trabajar al día siguiente”, cuenta James.

Pero su sufrimiento no estaba ni cerca de terminar. Se relacionó con otra mujer, que se llevó todo lo que tenía.

Como resultado, James a menudo era sorprendido por ataques de pánico. Su corazón estaba acelerado y se sentía sofocando. A pesar de los medicamentos, la agonía no se detenía.

Una invitación para el cambio de vida

Sin embargo, un día él recibió una llamada de su hermana, que también vivía en Corea del Sur. Ella le dijo que había sido sanada de la depresión e insomnio en un lugar muy especial: la Universal o Succeed in Life Church Korea, tal y como es conocida la Iglesia en el país.

Finalmente, James aceptó la invitación y participó en una reunión de liberación espiritual, en septiembre de 2018. Ese mismo día dejó de tomar y fumar. Asimismo, la depresión le abrió paso a la paz interna.

Por cuenta propia, James empezó a leer la Biblia hasta que decidió bautizarse en las aguas.

Hoy, él vive la fe sobrenatural. Su jefe vio la transformación que ocurrió en él y decidió confiarle un cargo mejor, además de días libres los sábados y domingos. Además de eso, los hijos de James contaron que ahora están trabajando y que ya no necesitan apoyo financiero.

“Me siento como si fuera diez años más joven. Porque sé que Dios está conmigo y responde mis oraciones. Yo soy un milagro. Ahora tengo una vida de verdad con Jesús”, dijo James.

La Universal en Corea del Sur

Desde 2017, el obispo David Higginbotham, su esposa Evelyn Higginbotham, así como el pastor Bruno Branco y su esposa Bruna Branco, además del pastor Diego Masumoto, realizan trabajos evagélicos en el país asiático.

El trabajo principal se realiza en Ansan, al sur de Seul. Diariamente, se atienden a personas de diversos lugares.

Por medio de la institución, hay incluso un curso gratuito de inglés con el uso de textos bíblicos. Y todos los sábados, los pastores Bruno y Diego ofrecen clases de fútbol para los adolescentes surcoreanos.