Sin refugio
«¡Oh Señor, fuerza mía y fortaleza mía, refugio mío en el día de angustia! A ti vendrán las naciones
desde los términos de la tierra y dirán: Nuestros padres heredaron solo mentira, vanidad y cosas sin provecho.» (Jeremías 16:19).
Quien se alimenta de la Palabra de Dios se siente fuerte al refugiarse en Él en el mal día, pero los que desconocen Sus Promesas sufren, ya que viven en la mentira y en las vanidades dichas por el mundo, que resultan en ningún provecho y solo en desgracias.
Por Ester Bezerra
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