Si muere… ¿a dónde va su alma?
Esta es una pregunta en la que necesita pensar todo el tiempo. Cuando llegue la hora, ¿estará preparado? De acuerdo con lo que dijo el obispo Franklin Sanches el pasado domingo 19 de septiembre, el problema no es morir, sino sobre cuál es el destino de su alma.
El cuerpo es polvo y al polvo volverá. El espíritu es nuestro intelecto, la capacidad de pensar, este vuelve a Dios porque le pertenece. Pero el alma es diferente, es eterna y cuando una persona muere, esta se separa del cuerpo.
«No obstante el tipo de eternidad que viva dependerá de las elecciones que usted tome en vida. Una vez que muera, su alma ya tendrá dueño y es a quien servirá por toda la eternidad. Ese señor puede ser Cristo o satanás», destacó el obispo.
Muchos piensan que el infierno es en esta vida, pero en realidad no tienen la menor idea. Los demonios harían cualquier cosa para no estar condenados para siempre. Para el ser humano hay salvación porque Cristo murió por nosotros y nos da la oportunidad de vivir la eternidad con Él. Pero si se niega a vivir para Cristo, no puede esperar a estar con Él eternamente.
En resumen, el destino de su alma está en sus manos, no en las de los demás. Por eso no hay oración por los muertos. Eso no existe en la Biblia, solo hay un cielo y un infierno, no hay término medio.
Y si lo que quiere es vivir la eternidad con Dios, el obispo enseña que necesita aceptar al Señor Jesús como su único Señor y Salvador, decidir obedecerlo, hacer a un lado el pecado y dejar de hacer todo lo que no le agrada a Él.
«Pero si se rehúsa y no quiere tener un compromiso con Cristo, buscándolo solo para que atienda sus necesidades y resuelva sus problemas, significa que hace de Jesús un sirviente y no el Señor, de manera que no quiere vivir con Él ni para Él en esta vida. Por lo tanto, cuando su alma salga de su cuerpo, ya no habrá salvación», dijo.
En este momento, hay almas gritando en el infierno que si pudieran tener una sola oportunidad se aferrarían a ella. Pero ya no la tienen. Jesús una vez dijo:
«La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. […] Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”. Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.» (Lucas 12:16-21).
Lo anterior no se refiere a que el problema era que este hombre fuera rico, sino que para él no había espacio para Jesús. ¿Cuántos ricos no logran descansar? Con el dinero pueden comprar lo que quieren, pero no una noche de sueño en paz, un cuerpo sano o un medicamento que calme los tormentos de su alma.
Y no solo los multimillonarios, también los que no lo son creen que su pareja o sus hijos son lo más valioso en su vida. Por más que una persona tenga todo no podrá ser feliz. Cuando se desprenda del cuerpo físico tendrá que enfrentar la muerte por sí solo(a), ¿y quién estará a su lado para recibir su alma?
Pero, como ya se dijo, si asume un compromiso con el Señor Jesús, Él le acompañará durante toda la vida y si llega la hora de su muerte, lo verá a su lado, sonriéndole y le dirá: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (Mateo 25:34).
«Vea que Dios no preparó el infierno para el hombre, sino para satanás y los demonios. Pero muchas personas prefieren no seguir a Cristo y sí a satanás, de tal modo que terminan en el mismo lugar que él.
En cambio, al entregarse al Señor Jesús, el Reino de Dios ya empieza a revelarse en esta vida, no solo hasta cuando muera. Si toma bien esta decisión, su hogar será un pedazo de cielo, su familia estará unida, vivirá y dormirá en paz a pesar de los problemas que pueda haber y en su mesa no le faltará el sustento», finalizó.
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