«Sentía un espíritu intentando abusar de mí»
«Las burlas hacia mi físico y el trauma de sufrir un abuso sexual fueron el origen de mi sufrimiento. Desde los 8 años ya tenía problemas para dormir, veía sombras, escuchaba voces que decían mi nombre, me levantaba por las noches y se me subía el muerto. Aunque tenía estas experiencias, nadie me creía», contó Karla, una joven que vivió en carne propia la manifestación de los espíritus malignos.
Pero estos eventos solo se intensificaban, afectando otros aspectos de su vida. «Por estos ataques del mal yo no descansaba y eso se vio reflejado en la escuela; mi aprovechamiento no era el mismo que el de otros niños. Incluso, los maestros se daban cuenta de que algo estaba mal en mí y trataron de ayudarme, pero ni ellos ni yo comprendíamos que en realidad mi problema era espiritual», relató.
Una de las escenas que Karla describe como aterradora fue cuando, en una pesadilla, sintió la presencia de un ente maligno que intentaba abusar de ella. «Fue como un acoso, un abuso en mi sueño, recuerdo que quien me atacaba era el propio diablo. Y, aunque lo intentaba, yo no podía despertar de ese sueño y, de hecho, se sentía muy real».
Y eso es exactamente lo que los espíritus inmundos anhelan: el sufrimiento de las personas. De acuerdo con el obispo Edir Macedo, «hay espíritus que se alojan en la mente de las personas y hacen que estas no tengan tranquilidad ni siquiera durante la noche». El obispo agrega que «estos entes hacen que ellas solo piensen lo peor. Actúan en su imaginación creando fantasías macabras y procuran alimentarlas con el pavor». Solo que no termina ahí… Al apoderarse de una vida, los espíritus malignos intentan de todo para acabar con ella.
Por su parte, Karla encontró la forma de ser libre de este sufrimiento. «Ya no aguantaba más, hasta tuve pensamientos de suicidio, pero afortunadamente hallé un lugar en donde me ayudaron. Al ir de forma constante —y aprender a usar mi fe— en las reuniones de la Universal, los primeros cambios que noté fueron que pude descansar por las noches y que tenía tranquilidad. La verdad es que mi proceso de transformación no fue sencillo, pero no dejé de perseverar hasta alcanzar mi liberación espiritual completa. Ahora, gracias a que Dios es el que habita en mí, el pasado ya no me duele, mis heridas cicatrizaron y sé que ya no estoy sola», finalizó.
Viernes de Liberación Espiritual
No existe otra manera para mantenerse protegido, la única opción es estar bajo el cuidado y protección de Dios. Quienes no tienen la armadura del Altísimo están propensos y vulnerables a cualquier ataque.
Y a quienes quieren contar con esta protección, y liberarse de la presencia del mal en sus vidas, les hacemos una invitación muy especial: cada semana se lleva a cabo la reunión de Viernes de Liberación Espiritual, un encuentro en donde podrán orientarte sobre tu caso y, por medio de tu fe, recibir la armadura de Dios.
Te esperamos, especialmente a las 3 p. m. y 7 p. m., en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana a tu hogar.
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