«Sentía que en cualquier momento moriría»
Acostumbrado a tener el control de su vida, Rodolfo Castañeda no aceptaba consejos ni cuestionamientos, sintiéndose el más capaz iba con la seguridad de que podía lograr cualquier cosa. En apariencia tenía todo: familia, salud y negocios prósperos, pero repentinamente las cosas empezaron a salir mal…
«Empecé a sentir dolores intensos en el estómago y el pecho, como si estuviera teniendo un infarto. Los especialistas no encontraban nada, yo me sentía cada vez peor y encima mis negocios se habían ido a pique. De tanta ansiedad decidí dejar a mi familia e irme a Estados Unidos».
Igual que Rodolfo, muchos piensan que cambiar de casa o incluso de país resolverá sus problemas, pero luego descubren que no se trata del lugar ni las personas.
«Los primeros días todo estaba bien, pero repentinamente regresaron los dolores en el pecho, la ansiedad y la desesperación. Iba a urgencias de día y de noche, pero nada mejoraba, ahora también sentía muchas ganas de salir corriendo y ya ni podía dormir. Mi esposa me dijo que un especialista comentó que podría tener reflujo grado 4 o incluso cáncer de esófago. Decidí regresar a México para que ese experto me atendiera».
Medita en: ¿Peso o privilegio?
De vuelta en Torreón, su familia lo llevó a la Universal, confiando en que Dios podía restaurar su salud. Pero Rodolfo prefirió luchar solo, apoyándose en especialistas y remedios.
«Después de una operación, seguía sintiéndome mal e incluso tomaba más remedios que antes. Al practicarme nuevos estudios mi estómago salió negro y aparecieron nuevas enfermedades. Dijeron que nuevamente me tendrían que operar, pero ya no quería, estaba asustado, fue ahí cuando verdaderamente decidí buscar a Dios.
Vencí mis dudas, Le conté todo lo que estaba pasando y Le dije que, si me curaba, le confiaría mi vida. Mientras oraba en Su Altar tuve paz, sabía que me había escuchado y que Él estaba conmigo. Al otro día fui a hacerme estudios, tenía la certeza de que el Señor me había sanado y al ver los resultados lloré de la felicidad. A partir de ahí no me alejé de Dios y mi vida empezó a cambiar, recibí su perdón por mis errores. Comencé a meditar y obedecer Su Palabra, ahora lo único que busco es agradarle, cuidar y tratar a mi familia de la mejor manera, y guiar a mis hijos por el buen camino.» -Saúl Castañeda
Casos Imposibles
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(*) La Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio web, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, sin demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.
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