Sé más paciente

La modernidad exige más dinamismo del hombre y, no se puede negar, también genera más estrés. Si por un lado la humanidad ha sido beneficiada con más recursos tecnológicos, más rapidez y medicina más avanzada, por otro, también necesita cada vez más dinero y tiene que obtenerlo en menos tiempo y con menos espacio, ya que las personas necesitan compartirlo con mucha gente que no siempre es tan civilizada como debería ser —el tránsito en las grandes ciudades, lejos de ser agradable y organizado, solo es un ejemplo de eso.

Tu familia te ha pedido paciencia, desde la de la casa de tus padres hasta la que formaste o formarás al casarte. El trabajo es otro lugar en el que, si no tienes paciencia, no puedes pasar la puerta principal. ¿Y, entonces, qué sucede con los hombres más «cascarrabias» en los ambientes mencionados anteriormente? Ellos terminan participando en un círculo vicioso: si no tienen paciencia, agitan los lugares y les quitan la paciencia a los demás y, así, todos resultan bastante enfadados.

¿Quién no tiene un amigo que estalla por cualquier motivo? Hasta las peleas pueden haber sucedido, a veces con resultados trágicos, en su compañía. Lamentablemente, no es novedad que muchos homicidios sucedan absurdamente porque alguien se llena de ira y se descontrola.

Este tema es más serio de lo que parece. Además de muertes, la impaciencia también puede resultar en pérdidas sociales y profesionales, divorcios y hasta en agresiones familiares con secuelas psicológicas.

Es necesario buscar y ejercitar la paciencia. Muchos piensan: «es fácil hablar, pero es difícil hacer». Sin embargo, el hombre no puede caer en la ilusión de que la vida debería ser fácil. Esta puede tener excelentes momentos de tranquilidad, pero dichos momentos no suceden sin luchas para obtener conquistas y mantenerlas. Y ser paciente es un factor decisivo para vencer en cualquier área.

Hablando de peleas, estas exigen fuerza. Siguiendo un razonamiento simple y obvio, ¿quién es más fuerte en todo el universo que tu propio Creador? Nadie. Entonces, hay un camino obvio a seguir: el cristiano tiene el privilegio de tener una relación seria y cercana con el Altísimo cuando acepta al Señor Jesús como Maestro y Salvador, y cuando tiene al Espíritu Santo, que es el propio Dios en lo más profundo de su ser.

Y la paciencia es uno de los resultados de quien tiene el Espíritu Santo (lee Gálatas 5:22). Ella también forma parte de un conjunto, que incluye a la sabiduría, en la formación de un cristiano genuino. «El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa» (Proverbios 19:11).

Un hombre paciente tiene mucho más estructura para sustentar la esperanza, elemento imprescindible para la fe: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» (Hebreos 11:1).

Por lo tanto, un hombre paciente, además de liberarse de confusiones en el día a día que pueden resultar incluso en tragedias, testifica en su propia vida la perseverancia, ya que sabe soportar las dificultades hasta cosechar, en el futuro, los frutos del sacrificio, de la creencia sin cuestionamientos, de la oración constante y la vigilancia. Todo esto porque él no desiste, mientras muchos dejan de alcanzar sus objetivos por ceder a la impaciencia.

Cuanta más paciencia tengas, más fuerte serás. Sin embargo, en caso de que esta se termine, no pienses que se fue por sí sola: siempre lleva consigo mucho de lo que se necesita para tener una vida plena de verdad.