¿Sabes cuál es el secreto del éxito?

50% yo + 50% Dios = Bendición garantizada

La Palabra “sociedad”, según el DLE significa una agrupación natural o pactada de personas, organizada para cooperar en la consecución de determinados fines.

Para que una sociedad funcione correctamente, todos sus miembros deben aportar en cantidades iguales lo que les corresponde y en la vida con Dios no es diferente. Pues si se quiere obtener una bendición, en cualquier aspecto, por mínimo que sea, el interesado tendrá que hacer su parte.

En el ámbito financiero, no puedes solo esperar que Dios haga todo mientras te quedas viendo televisión aguardando el momento en que suene el teléfono y te digan que acabas de heredar 50 millones de dólares de tu tía lejana; siendo que hay un 1% de probabilidades de que esto suceda, tendrás que dejar tu comodidad y empezar a trabajar para ver el éxito en tu vida.

Haciendo lo que a ti te toca, es imposible que Dios no comience a actuar a tu favor, pues al proceder de este modo, paso a paso irás progresando y Dios no tardará, por tu fe, en bendecirte.

Una de las formas de hacer tu parte es asistir al Congreso para el Éxito, donde aprenderás a usar tu fe para ver la mano de Dios actuando en tu vida.

«Gozarás de todas estas bendiciones si obedeces la voz del Señor tu Dios […] bendecirá todo lo que hagas […] El Señor te hará extremadamente próspero» (Deuteronomio 28:2, 8, 11).

«Quería ser un buen ejemplo para mis hijas. Busqué ayuda para salir del alcoholismo, pero en menos de dos semanas recaía», cuenta James Vásquez sobre su experiencia con el alcohol.

«Por el alcohol, debía 2 millones de pesos»
Influenciado por amigos, empezó a emborracharse a los 18 años. «Sentía que la bebida me relajaba. Solo que me volví déspota, ofendía a todos y agredía a mi esposa. 

Siempre fui trabajador, pero el vicio se hizo tan fuerte que descuidé mi negocio, no le pagaba a mis proveedores y me endeudé, debía 2 millones de pesos», agrega.

Así fue como James llegó a la Iglesia Universal: «Estaba crudo del día anterior, pero, aun así, decidido a cambiar. Participé en las reuniones para usar mi fe y luchar contra mi alcoholismo. Prácticamente dejé el vicio de inmediato.

Dios bendijo mi negocio y pude expandirlo. Vendo materiales para construcción en un local y, en otro, tengo la tlapalería. Eso me permitió saldar la deuda millonaria. Gracias a Dios, soy muy bendecido al lado de mi familia», James Vásquez