¿Sabes por qué el orgullo es un obstáculo y no un beneficio para ti?

El orgullo es el origen de todos los pecados de la humanidad y el más nocivo de ellos. Fue por orgullo que lucifer perdió su posición como querubín protector ungido y se convirtió en el diablo, quien pronto encontró la manera de sembrar esa semilla maligna en el corazón del hombre.
El obispo Edir Macedo explica que mientras la humildad es la base del carácter de Dios y de aquellos que nacen de Él, el orgullo es la base del carácter del diablo y de aquellos que nacen de la carne.
Lucifer era perfecto, lleno de sabiduría y belleza, pero permitió que su corazón se llenara de orgullo y deseó ser semejante al Altísimo. Por eso, fue expulsado del cielo (lee Isaías 14:13-14).
Esto también ocurre con muchos que alcanzan éxito y poder. Al conquistar una posición destacada, estas personas comienzan a vanagloriarse y a despreciar a los demás.
¡Alerta!
«Si usted es alguien que maltrata a los demás, creyéndose superior a ellos, ese espíritu no proviene de Dios. Tenga cuidado», advierte el obispo Macedo. La Biblia dice: «Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad.» (Proverbios 18:12).
El orgullo puede manifestarse de muchas maneras. En algunos, es más sutil, pero no menos peligroso.
Tal vez seas de los que atribuyen a sí mismos el mérito de todas sus conquistas. Te enorgulleces de tus amistades, de los lugares que frecuentas, incluso de considerarte un cristiano ejemplar. O quizás te jactas de ser humilde, lo que demuestra la falta de esa virtud.
Esto caracteriza a alguien orgulloso, que no reconoce la mano de Dios en su vida ni en sus logros, tomando toda la gloria para sí.
El gran problema es que difícilmente la persona orgullosa se reconoce como tal. Y ahí está la raíz de su autodestrucción, ya que, si no hay reconocimiento del error, no hay arrepentimiento. Sin arrepentimiento, no hay transformación.
Solo hay dos curas para el orgulloso: la humildad y la humillación. La segunda, normalmente, llega cuando uno se niega a adoptar la primera.
Entonces, haz una autoevaluación: ¿estás tomando para ti la gloria que le pertenece a Dios?
Este miércoles 4 de diciembre, más allá de alertar sobre las consecuencias del orgullo, será la oportunidad para ejercer la humildad como el punto de partida que nos lleva a Dios y permite que Él transforme la vida de cualquier ser humano.
Te esperamos especialmente a las 7 p. m. en el Templo de los Milagros: Av. Revolución # 253, col. Tacubaya. O bien, en la Universal más cercana (para localizarla, haz clic aquí).
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