“Recibo el Aceite consagrado, me unjo con toda mi fe, y le pido mucho a Dios que no quiero más esa vida, y…”
Mariano Huerta: “Por la falta de trabajo tenía problemas en el matrimonio. No teníamos dinero para comer, había reclamos de mi esposa.
Y sentía un gran coraje por no tener que darle a mis hijos. Empecé a dudar de mi esposa, me era indiferente y pensaba que me estaba engañando.
Me sentía un hombre fracasado, inferior a ella. En una ocasión intenté cortarme las venas. Intenté nuevamente suicidarme colgándome pero desperté en el piso.
Era tanta mi frustración que llegué a golpear a mi esposa, con el puño cerrado y patadas. Luego como que volvía en sí y me arrepentía. Mi esposa se fue dejándome junto con mis tres hijos.
Me presentó una demanda.
Llegó al Centro de Ayuda Universal, y recibo el Aceite consagrado y me unjo con toda mi fe, y unjo mi casa y hago mis oraciones, le pido mucho a Dios que no quiero más esa vida. Ungí mi negocio.
Y empecé a tener trabajo y volví a ver a mi esposa. Cuando la veía, sin que ella sepa, la ungía y oraba para que ella volviera a su casa, conmigo. Hoy mi matrimonio está totalmente restaurado.
No hay dudas, ni golpes, ni reclamos; se restauró mi trabajo, no nos falta de comer.”
comentarios