Quizá, por esto no te ha ido bien…

Enojo, odio, venganza… no existe ningún sentimiento bueno o positivo que habite en el ser humano cuando el perdón no sucede. Lo que muchas personas desconocen es que por la incapacidad de perdonar, suelen encontrarse enfermas, envidiadas o fracasadas.

Está comprobado científicamente que las personas que alimentan rencores están más propensas a desarrollar algún tipo de cáncer.

«El odio es una forma de cáncer que va matando lentamente a su portador. La cura es gratis y simple: el perdón. Sin embargo, el enfermo piensa, erróneamente, que la venganza es la única que puede curarlo», explicó el obispo Renato Cardoso.

El perdón es una acción humana y Divina de liberarse de alguna culpa, ofensa, error, deuda… Este es un proceso, en realidad mental, que se basa en la eliminación de cualquier resentimiento, enojo, rencor u otro sentimiento negativo hacia alguna persona o hacia uno mismo.

«El perdón es simple. No estoy diciendo que es fácil, es simple porque depende solo de una decisión. Decidir perdonar no es un acto complejo porque mi inteligencia me dice que el perdón es mucho más benéfico para mí que el alto precio del odio», añade el obispo.

Por otra parte, perdonar te ayuda a:
• Sacar lecciones de lo ocurrido
• Parar de pensar en lo que ocurrió
• Mirar hacia adelante
• Enfocar en cosas y cambios positivos
• Ser agradecido con Dios por tratarnos con misericordia delante de nuestros propios errores

Si Dios tiene la capacidad de perdonarnos, ¿por qué motivo no tendríamos que hacerlo con los demás?

«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete» (Mateo 18:21-22).