Quizá estás maldiciendo tu relación y no lo sabes

La palabra que dices puede traer vida o muerte para tu vida amorosa

Hay parejas que al inicio de la relación tuvieron diferencias. Otros, hasta ahora, enfrentan tales dificultades. Y todo pasó por una palabra.

Lo que muchos no consideran (pero, la Biblia alerta sobre eso) es que «Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.» (Proverbios 18:21).

Al respecto del tema, el obispo Edir Macedo habló de ello. Como ejemplo personal, él contó que una vez se molestó con Ester, su esposa, a causa de los celos que ella, con razón, tenía de su suegra. «Ella dijo una cosa que fue como un golpe en el estómago. Y me enojé. Ella, entonces, dijo que si eso sucedía nuevamente, si yo no cambiaba, pediría el divorcio», dijo.

En aquel instante, el obispo determinó que nunca más se dijera la palabra «divorcio» dentro de su casa. «No nos habíamos casado para separarnos, sino para estar juntos. Eliminé aquella palabra de nuestro diccionario, porque es una palabra demoniaca».

El poder de las palabras

Por eso, el obispo alertó que debemos guardar nuestra lengua. Ya que la palabra que se dice puede traer vida o muerte. «Hay poder en nuestra lengua. Cuando la usamos, usamos la mayor arma que tenemos», advirtió.

La lengua tiene poder para construir o destruir. Basta que recordemos que la unión de una pareja se da través de la palabra (un acuerdo). Los dos tuvieron interés entre sí, conversaron y decidieron estar juntos. Del mismo modo, con el uso de la palabra también pueden deshacer la relación.

Además, el obispo explicó que Dios creó el cielo, la Tierra y todo lo que nosotros vemos con Su Palabra. Y nos dio Su autoridad para que podamos recrear o transformar también por medio de la  palabra.

«Su vida está en sus manos. Y usted es quien la construye o destruye. Su vida es el resultado de lo que ha «sembrado» usando la palabra», enfatizó. Por eso, los cónyuges necesitan ser cuidadosos cuando conversen para que puedan construir una vida feliz.

La palabra puede generar maldición

De acuerdo con lo que señaló el obispo, en la Biblia, tenemos el ejemplo de Noé. Después del diluvio, él se embriagó con vino y se desnudó. Uno de sus hijos, llamado Cam, vio su desnudez y les contó a sus otros dos hermanos.

Después de recuperarse, Noé supo lo que sucedió y maldijo a Cam. Es decir, él uso la palabra para generar una maldición. Y, de hecho, la condenación recayó sobre los descendientes de aquel hijo. Uno de sus nietos, llamado Nimrod, empezó a ser poderoso en la Tierra e incitó al pueblo para construir una ciudad y una gran torre (conocida, posteriormente, como la «Torre de Babel»), para establecer un reinado y dominar a las personas.

Dios, sin embargo, viendo la intención por detrás de aquella construcción, confundió la lengua de todos. De esta forma, como uno no entendía lo que el otro decía, no pudieron darle continuidad a aquel proyecto y, consecuentemente, se separaron esparciéndose en toda la faz de la Tierra.

El obispo, entonces, reveló que con respecto a la vida amorosa, lo que se extrae de este ejemplo bíblico, es que uno de los secretos para que la relación funcione es que el lenguaje entre los cónyuges tiene que ser semejante. Este «lenguaje» no se está refiriendo al idioma, sino a la concordancia de pensamiento, unidad en el diálogo. De lo contrario, la separación será inevitable.

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