«Quitarme la vida ¿era la única solución?»

«Tuve una relación en la cual sufrí violencia intrafamiliar. Quedé emocionalmente muy lastimada. Llegué a pensar que no había una persona con la cual pudiera compartir mi vida, alguien que me quisiera, que me cuidara y realmente me amara.

Esos pensamientos me hicieron bajar mi rendimiento laboral, no tenía ánimo para trabajar ni siquiera para levantarme. Sentí que la vida perdía valor, tuve un dolor interno que con nada aliviaba y pensé que atentar contra mi vida era la solución.

Con el fin de sacarme adelante, mi mamá, me invitó al Templo de los Milagros. Acudí a unas de sus reuniones y, en esa ocasión, una persona dio un testimonio donde narraba que había estado como yo me encontraba en ese momento. Me acerqué a esa persona y me confirmó que la fe en Señor Jesús la había liberado.

Entonces seguí sus consejos: perseveré, me di la oportunidad de creer, me di cuenta que en mí estaba la capacidad de transformar mi situación, siempre y cuando yo quisiera. Dios siempre estuvo para mí, pero no me decidía a buscar su ayuda, una vez que lo hice toda mi vida se transformó, la depresión ya no es parte de mí y ahora soy feliz.» -Lucy Orizaga